Vida de Don Duarte de Meneses 13
Allanoſe la Andaluzia, i Don Duarte por mandato del Infante ſe bolviò a
Portugal.
(14) Entretanto la Reyna Doña Leonor pendiente deſtos ſucceſſos
aſsiſtia en Toledo, olvidada de los hermanos, i poco favorecida del
cuñado, viviendo con tanta eſtrecheza, i apretura, que fueron notables
las neceſsidades que paſsó en aquella ciudad: donde Don Fernando de
Noroña, Conde de Villa Real fue ſolo el que de Ceuta le embiò un gran
prezente de dinero, joyas, i otras coſas, ſolo a fin de ayudarla a
ſu ſuſtento, ſin que en eſto offendieſſe la paz univerſal que gozava
eſte Reyno; por̃q a eſte ſocorro le obligó màs la memoria del deudo,
que tenia con aquella Princeza, que novedad de intentar ſu buelta:
aſsi paſsô algunos tiempos, haſta que con la ordinaria mudança dellos
trató de bolver a Portugal a ſus hijos, i ponerſe en manos del Infante
Governador.
(15) Deſta reſolucion reſultò al Infante grande alegria, porque deſeava
moſtrar al mundo lo mucho que trabajò, porque la Reyna no llegaſſe a
aquel eſtado; però el cielo que ordenava otra coſa, no quizo darle vida
para lograr la concordia; porque aviendoſe quaſi capitulado, murió en
Toledo por Hebrero de mil quatrocientos i quarenta i cinco: ſu muerte
affirman muchos Autores, fue de Veneno diſpueſto por Don Alvaro de
Luna, temiendola igualmente, que a ſus hermanos; i ſoſpechando, que por
medio de Pero Lopez de Ayala, Alcayde de Toledo perſona de valor, les
queria entregar aquella ciudad: eſtas cauſas miſmas dezian mataron la
Reyna de Caſtilla quaſi a un tiempo, i el Rey diſsimulò eſtas maldades
entre otras que avia permitido al Condeſtable, porque el aborrecimiento
con q̃ tratava las coſas de Aragon era igual al amor que tenia a
Don Aluaro: i aſsi attendiendo ſolamente a ſu acrecentamiẽto, erã
muchos los yerros q̃ ſe ocaſionavã deſta privança; quedando entre los
limites de la prudencia dar la mano a los merecimientos, i recompenſar
los ſeruicios, porque la virtud adonde ſe halla, ſe ha de honrar en
conſideracion ſolo del ſujeto, i la ſufficiencia; que en todos tiempos
ha viſto el mundo hombres nueuos en la cumbre de grandes honras.
(16) Bolvio a esforçarſe el partido de Don Alvaro, con las muertes de
las dos Reynas, i como no era nada pereçoſo, ni deſcuidado en todo lo
que le tocava, hallò ocaſion de acabar de una vez con los Infantes
de Aragon; porque por inſtantes ivan de mal en peor ſus coſas, i el
Rey Don Iuan deſcubiertamente, i con quexa publica prevenia gente
para echallos del Reyno. Por conſejo de D. Alvaro pidiò ſegũda vez
ſocorros al Infãte Gouernador por ſus embaxadores, declarandoſe en
el diſignio; i el Infante guſtò tanta de la reſolucion i pratica, que
aunque no lo manifeſtò con las palabras, facilmente ſe entendió por
las obras: porque no ſolo concediò el ſocorro que pidiò Caſtilla, però
por authorizarlo, i juſtificarlo mas, mandò a Dõ Pedro ſu hijo mayor
con el; moço de haſta quinze años, i el Principe de mayores eſperanças
que tenia eſte Reyno; al principio del negocio determinó el Infante
gouernador de ir en perſona; però mudò de deſignio pareciẽdole cierto
que el gouierno de Portugal no ſufria auzencias, quando los enemigos
domeſticos eran tantos, i tan poderoſos, que a penas podia atajar con
prudencia, i vigilancia las aſſechanças con que cercauan al Rey Don
Alfonſo para hazerle dueño de ſus enemiſtades; i como la edad del Rey
no paſſaua de treze años, hallaua mayor peligro, no pudiendo aduertirlo
como a hombre, ni guardarlo como a niño. Ivaſe criando en el odio del
tio induzido de algunos, a quien oya de contino haſta que echò raizes,
i tan grandes, que ſe puede creer, que la ſangre, i memoria de ſu madre
tubo tambiẽ harta parte en eſta perſecucion.
(17) La prudencia del Infante Gouernador era mucha, i preſumia
nouedades de las demonſtraciones menos conſiderables, que iuã
ſuccediendo; que un prudente todo lo aduierte, i nada deſprecia, todo
le ſirue de auiſo, i de conſejo. Pareciole mejor tentar con beneficios
al Conde de Barcelos ſu medio hermano, que era el mas entero emulo
que tenia, i cabeça de todos los demàs, i reduzirlo a ſu amiſtad por
eſte camino: i como lo conocia por ambicioſo, tomô por inſtrumẽto
de las reconciliaciones ſu miſma ambiciõ: diſpuſo al Rey le dieſſe
la ciudad de Bragança con titulo de Duque della; acceptó el Cõde la
merced; però no la agradeciô al Autor della, ſino al Rey que no ſabia
como moço lo que hazia, ni lo que dava; perô quizo de aquella manera
disfraſſar ſu ingratitud, i no obligarſe a olvidar ſus paſsiones. Vacò
deſpues por muerte de Don Diego, hijo mayor del Infante Don Iuan la
dignidad del Condeſtable. El Infante pues conociendo la malicia de la
tierra en que avia ſembrado el primer beneficio, rehuzò hazer el
ſegundo en el Conde de Ouren primogenito del de Bragança; el qual ſe
deſcubriò por pretendiẽte de aquel cargo. Fundava ſu derecho en que era
nieto del Condeſtable Don Nuño Aluarez Pereira, por cuyo reſpecto ſe
diera al defuncto Don Diego como hijo de Doña Iſabel nieta del miſmo
Condeſtable; i aunque la razon era ſufficiente; el derecho era poco,
porque la juſticia no ſe funda en conſideraciones, i reſpectos, ſino en
fundamẽtos, i verdad; el officio ſin duda eſtava devoluto a la corona,
i cõ eſta certeza ſe dio a ſu hijo D. Pedro hijo del Infante. Sintio
el Cõde de Ouren mucho eſta proviſion, i retiróſe de la Corte para ſus
lugares, i aviendo ſido uno de los que más profeſſaron la amiſtad del
Infante ſu tio, entonces ſe declarò por ſu enemigo; borrando con eſta
offenſa todos los fauores que avia recibido, porque no ay aggrauio,
que no viva ſiglos en un coraçon vengatiuo, ni beneficio, cuyo
agradecimiento en el paſſe del momento en que ſe recibe.
(18) Todas eſtas coſas precedieron al ſocorro de Caſtilla, q̃ no
deſayudaron a la brevedad, i cuidado con que ſe hizo. Eſtava el Infante
Governador en Coimbra por eſte tiẽpo, i llamando del Algarve a D.
Henrique ſu hermano para la execucion deſta jornada, aſſentada por
ambos; i por el conſejo, i los mayores del Reyno; armò Don Henrique
cavallero a ſu ſobrino Don Pedro dos dias antes de ſu partida.
Solemnizòſe el acto con muchas fieſtas, i hecho ya Condeſtable,
partiò la buelta de ciudad Rodrigo, cõ quatro mil Infantes, i dos mil
cavallos, gẽte luzidiſsima, i en q̃ entrava la nobleza de Portugal;
porque no ubo cavallero, q̃ por agradar al Infante perdieſſe la ocaſion
de adularle con hazer offrecimiento de acompañar al hijo; i el moço
de por ſi era amable por ſu buen talle, brio i cortezia, q̃ ſon las
partes, que màs facilmente vencen animos del pueblo.
(19) En eſta empreza eſcogiò el Infante Gouernador a Don Duarte
de Meneſes, por conſejero, i ayo de Don Pedro, encomendãdole a ſu
prudencia el pezo del negocio, i a ſu valor, i arbitrio, la diſpoſicion
de la guerra. Mandò al hijo, que en todo le obedicieſſe, i a el que
en todo governaſſe al hijo, i cumplieron tan bien los dos con la
comiſſion, que no ubo acciõ deſta jornada deſacertada.
(20) Supo el Condeſtable en ciudad Rodrigo, que el Rey de Caſtilla, con
las anſias que tenia de deſtruir los cuñados, los cercò en la villa de
Olmedo, ſin eſperar por el ſocorro Portuguez; i los Infantes temeroſos,
de que las fuerças de los contrarios ſe reforçaſſen con la llegada de
Don Pedro; quizieron antes provar ſu fortuna; i ſaliendo de la villa,
dieron batalla al Rey en campaña de poder a poder, haziendo todo lo que
devian a mui valientes cavalleros; quedaron al fin vencidos muerto Don
Henrique, i herido el de Nauarra. Sin embargo deſta nueua obligò Don
Duarte al Condeſtable a que marchaſſe adelante con ſu campo, porque no
eſtavan ſeguros aun del ſucceſſo que reſultò de la victoria; i como
los grandes de Caſtilla andavã tan rebueltos, tanto tiempo avia, no ſe
imaginava, que ſe podian ſoſſegar en breve.
(21) El Rey de Caſtilla luego que tubo noticia, de q̃ el Condeſtable
no parava con ſu exercito, lo embiò recibir con Don Aluaro de Luna,
i otros muchos cavalleros, por la poſta haſta donde pudieſſen; i el
ſe fue a eſperarlo a Mayorga con toda ſu Corte; donde llegado le hizo
notables fieſtas, i agaſajos; moſtrãdoſe mui liberal, i cortès con los
Portugueſes; aunque Don Pedro no le quedô inferior en las dadiuas,
porque fueron muchas las q̃ repartiò por los cavalleros Caſtellanos.
Todos eſtos aciertos ſe deven a Don Duarte, porque no diſponia menos
biẽ las acciones de la paz, que los peligros de la guerra.
(22) Concluyoſe con eſto la de Caſtilla, i las coſas de Don Alvaro
ſe mejoraron grandemente; ſi bien deſpues ſe canſô la fortuna en
fauorecerle, i con el exceſſo con que le ſubiò con otro mayor le
deshizo: cauſando tanto miedo, i eſpanto ſu caida; como admiracion
ſu proſperidad; porque ya mas antes del ubo en aquella corona quien
alcançaſſe mayores honras mas generales, i menos eſperadas; poſſeyendo
largo tiempo ſu govierno heredado por el Rey Don Iuan el Segundo de
Caſtilla, adminiſtrado, i repartido por el. Honró mucho el Rey a Don
Duarte, en eſte viage; que fue la primera vez que le conociò de
viſta, porque ſu fama a todo alcançaua. Communicolo, i tratôlo entonces
familiarmente, haziendolo de ſu conſejo, coſa que los Portugueſes
eſtrañaron, por la facilidad con que murmuran de ſus naturales. Deſta
merced tomò motiuo ſin duda de no bolverſe a Portugal con Don Pedro,
porque no le conſentia ſu animo vivir ocioſo, i como la conquiſta del
Reyno de Granada prolijamente durava; alcançò del Rey Don Iuan grandes
fauores, para ſervirle en ella.
(23) Inclinòſe a eſto entre otras cauſas, pareciẽdole cordura huir las
diſſenciones, i trabajos ciuiles, que ya amenazauan a Portugal, i que
luego ſuccedieron, i quaſi los prophetizò, conſiderando prudentemente,
que de quan cargado eſtava de enfermedades el Reyno, no avia coſa
que prometieſſe buena eſperança de ſu mejoria, no la aplicando Dios
poderoſamente per medios no alcançados de los hombres.
(24) Avia ocho años, que el Infante Don Pedro governaua a Portugal
ſingularmente, quando los odios de ſus enemigos començaron a recoger
el fructo de ſus ſiſañas: cumplio el Rey quatorze por Henero de mil
quatrocientos quarenta i ſeis, i el Infante en Cortes, que llamô a
Lisboa para eſte effecto; toda la ſolemnidad hizo en ſus manos reales
dexacion del govierno. Fue buen dia para ſus contrarios: però el Rey
mejor aconſejado, rehuzo aceptarlo, i ſe lo bolviô a encargar con
nuevas demonſtraciones de amor, i agradecimiento: el Infante entonces
engañoſe cõ la accion pareciẽdole natural, i no preſtada como era, i al
fin cõtinuò en ſu officio, haſta q̃ los emulos incitados cõ aquellas
mueſtras ſe dierõ tales traças, q̃ metierõ al Rey en zelos del suegro,
entẽdiendo q̃ aquel camino era màs ſeguro para ſus pẽſamientos, por
la facilidad cõ q̃ los Principes oyen ſemejantes praticas; de q̃ no
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