2016년 8월 21일 일요일

Vida de Don Duarte de Meneses 20

Vida de Don Duarte de Meneses 20


(42) Los nombres de los que ſe paſſaron de Ceuta a Alcaçar, para ſervir
en eſte cerco, ſon eſtos, los que trahen Ruy de Pina, i Gomez Eanes; i
pareciòme referirlos para gloria de ſus deſcendientes, ſin embargo de
que no havrà pocos embidioſos, que quieran deſluſtrar eſte trabajo: mas
yo como procedo en el ſin reſpeto, ni aficion, facilmẽte deſprecio eſte
genero de maldizientes; por quienes dixo un Sabio; que a ninguna gẽte
devian màs los buenos, por̃q muchas vezes los excitavã a la virtud,
por no caer en ſu malicia. Fue el primero Martin de Tavora, hermano
ſegundo de Alvaro Perez de Tavora, noble cavallero, en qualidad, valor,
i vaſſallos. Eſte pues yẽdo con Lope de Almeyda (como havemos dicho)
al deſafio del Rey de Fez, ſe apartò del compañero en el camino, i ſe
entrò en Alcaçar: i Lope de Almeyda ſe fue al Rey, por cumplir con
ſu commiſsion; aunque deſpues por ſus merecimientos, i nobleza, vino
a ſer Conde de Abrantes, con otros oficios ſuperiores deſte Reyno, i
dexô iluſtre decendencia. Luego vino Iuan da Sylva de Meneſes, hijo
de Ruy Gomez de Sylva, que los tiempos ſiguientes debaxo del nombre
de Amador, con maravilloſa converſion en Italia, dõde paſsó con la
Imperatriz Doña Izabel: fundó la orden de los Amadeos, que oy milita
en la Religion Seraphica de los Franciſcanos ſiendo colocado ſu nombre
en el catalogo de los Santos beatificados. Acompañólo en la jornada de
Alcaçar Diego de Sylva, que fue deſpues el primer Conde de Portalegre,
i Alfonſo Telles ſus hermanos, Rodrigo de Soſa, i Iuan de Soſa tambien
hermanos, Hernãdo Telles, Arias de Miranda, Iuan Rodrigues de Sà, que
caſó con nieta del Conde Don Pedro; Diego de Acuña, Rodrigo Caſco de
Vaſconcelos, Iuan Pinto, Duarte Cerveira, Duarte de Melo, Gomez Arias,
i otros muchos de igual valor, i no de menos calidad. Sin eſtos eſtavan
en Alcaçar D. Alfonſo de Vaſconcelos, nieto del Infante D. Iuan, que
fue hijo del Rey D. Pedro, i de Doña Ines de Caſtro. Don Henrique de
Meneſes, primogenito de D. Duarte, Vaſco Martines de Soſa Chichorro,
D. Pedro de Noroña, D. Pedro Deça, i D. Iuan ſu hermano, D. Alvaro
de Atayde, Nuño Vaz, Montero maior, i Gonſalo Vaz ſu hermano, Alonſo
Pereira Repoſteiro maior del Rey, Alvaro de Faria comendador del
caſal, Rodrigo Iuan, i Pedro Borges, Iuan Peſtaña, Rodrigo de Melo,
hijo de Martin Alonſo de Melo, que deſpues fue primer capitan general
de Tanjar, i Conde de Olivẽcia, cavallero de gran virtud, i nobleza:
Rodrigo Lopez Cotiño, Martin Correa, fidalgo del Infante D. Henrique,
Diego Correa, Iuan de Lima, Alonſo de Miranda, Eſtevan de Gama, padre
de aquel famoſo D. Vaſco de Gama, Almirante perpetuo de los mares de la
India Oriental, i Conde de la Videguera, Alonſo Hurtado de Mendoça, con
tres hijos, i Rodrigo Gonſales de Caſtelblanco con cinco.
 
(43) No es tan larga como deviera la relacion, que haze Gomez Eanes
deſtos, i otros cavalleros, pues alcançando quaſi aquellos tiempos ſe
contenta con dezir por mayor, muchos ſin appellido, de que a penas
podemos ſaber quien eran; i a otros, les nombra los padres, ò deudos,
como ſi eſto baſtara para hazerlos conocidos. Era notable entonces
la falta, ò ignorancia, que havia de ſaber eſcrevir hiſtorias,
porque los hombres como ſiempre ſiguen lo màs neceſſario, i de que ſus
Principes màs ſe agradan, dexavan las letras por las armas; ignorando,
que de ambas coſas reſulta igual utilidad a la Republica, pues de
balde trabajan en ella los varones ſingulares, para ſuſtentarla, i
engrandecerla, ſi las acciones de ſu vida no quedaſſen, como exemplos
eſcritos en los annales publicos, que para eſte efecto ordenarõ los
prudentes.
 
(44) Deſte deſcuido infiero una quexa, que juſtiſsimamente tengo contra
algunos genealogicos deſte tiempo, que governandoſe en lo antiguo,
por conjecturas, ſiendo las hiſtorias tan inciertas, i diminutas, ſin
examinar particularmente lo tocante a cada uno; por maior condenan,
i abſuelven; manchan, i ennoblecen, deſtruyendo a ſu arbitrio lo
limpio, i lo noble; de que reſulta daños de mucha conſideracion al
bien publico, i que merecian grandes advertencias; en que muchos
Reynos zeloſos de ſu conſervacion, i aumento, repararon con leyes
prohibitorias de libros de linages, con que totalmẽte extinguieron eſte
mal uzo, màs introduzido en Portugal, de lo que es razon; quando excede
la curioſidad, i lo juſto.
 
(45) Mas dexãdo eſto a parte, no le ſufriò ſu valor a D. Duarte
ocioſidad alguna: por lo q̃ deziã los Moros, que ya más repoſava,
ſiendo como el Sol, q̃ no deſcãſa en ſu curſo; i aſsi cõ la coſtumbre,
que tenia de buſcar al enemigo en ſu caſa, i ſuſtentarſe de ſus
coſechas; viendoſe libre del cerco, i hallandoſe ſin baſtimentos para
repararſe, mientras llegavan los del Reyno, quiſo correr la campaña de
Tanjar, donde havia muchas aldeas llenas de ganados, i otras riquezas.
Derramòſe eſta voz, porque no fue tan callada, que ſe ocultaſſe a las
atalayas del enemigo, el qual juntando en gran ſecreto ochocientos
cavallos, i tres mil Infantes a cargo de Xarate Alcayde de Tanjar;
eſperò a D. Duarte en una emboſcada, i el ignorando eſta prevencion,
entendiẽdo del miedo, que el Rey de Fez moſtrò en el cerco paſſado, ſe
eſtendia a los ſubditos, i con aquella fama nadie oſaſse a reſiſtirle.
Salió de Alcaçar a prima noche, ſin revelar a nadie ſu penſamiento,
encargando la infanteria a Alfonſo Telles ſu ſobrino, i a una legua
de la ciudad hizo alto con toda ſu gente, i llamando a parte los
cavalleros, que llevava conſigo (que eran muchos, de los que havemos
nombrado) conſultò lo que haria: quiẽ dezia fueſſe ſobre Anexames lugar
rico, i grande, pueſto a poniente de Tanjar, al parecer deſcuidado de
aquel encuentro, por ſu capacidad, i diſtancia. D. Duarte intẽtava
derribar unos fuertes, que el enemigo iva levantando, para defenſa de
aquellas aldeas. Iuzgò a temeridad apartarſe màs de Alcaçar; porque era
tarde, la tierra aſpera, i poco conocida, i el rieſgo mui grande, mandò
a Mahamede con veinte peones, a que en ſon de ſalteadores, entraſse a
deſpertar las centinelas del enemigo, i deſpues fingiendo miedo, ſe
retiraſſe haſta meterlos en la emboſcada.
 
(46) Era Mahamede perſona mui capaz para eſte engaño, porque con los
que de contino hazia a ſus naturales, havia adquirido credito con
D. Duarte, i lo eſtimava con particular cuidado, por la verdad, i
valor, con q̃ ſervia a los Chriſtianos; i deſpues continuando en eſte
exercicio, tuvo el fin, que diremos. Con eſta orden tomò el camino de
Benambros aldea frontera a Alcaçar, q̃ le quedava al naciente; començò
a alterar con gritos disfraſſados al enemigo; el qual ſoſpechoſo del
ardid, embió primero tres exploradores, a que aſſeguraſſen la tierra
con perros (uzanlos en Africa llevar conſigo en tales ocaſiones,
criados en eſte exercicio con notable inſtincto por el raſtro conocen
ſi ay enemigos, o no, en campaña). Don Duarte aviſado de las Atalayas
ordenò a quatro cavallos que ſalieſſen al encuentro de los Moros,
i los perros con notable manſedumbre ſe venieron a halagar a los
nueſtros. Pareció novedad, i obediencia devida, haſta de las fieras, a
la Religion Catholica. Con eſto los tres Moros, tomados de improviſo,
ſe rindieron los dos, i el tercero huyendo a uña de cavallo fue aviſar
a Xarate, que eſtava en un valle detenido, no lexos de nueſtra gente.
Deſcubrioſe entonces, i mandò haſta ciento i ſeſſenta cavallos, que
fueſſen eſcaramuçando con los Chriſtianos por detenerlos.
 
(47) Puſo D. Duarte la frente en Benãbros i començò a marchar
ordenadamente contra aquel lugar, con intento de fortificarſe en el,
ſi el enemigo proſiguieſſe en acometello, porque le quedava en medio
una ſierra mui eminente con paſſo peligroſo, ſi a caſo lo atajaſſen.
Venia Xarate detras caminando muy deſpacio haſta ajuntarſe con Abdala
Laros Xeque de los famoſos, i valientes del Reyno de Fez, que con gran
copia de lanças, i peones ſaliô al rebato. Entonces ſe fue acelerando,
i los Portugueſes deſconfiados de la retirada, le hizieron rostro, que
baſtò para hazellos huir. Don Duarte ſin conſentir a los ſuyos que los
ſiguieſſen con paſſo màs ligero, llegò al lugar, i alli eſperò por
ſus gentes, que venian algo derramadas: i hecho vn eſquadron de la
cavalleria, guarneciendo ambos lados de arcabuzeros, i balleſteros,
tomò el camino de Alcaçar intentando atraueſar la ſierra, porque eſtava
màs cerca; los Moros que la conocian mejor, como lo vieron en la cumbre
repartiendo ſu gente en dos tropas, quedando Xarate con la una, fue
picando la retaguarda de los nueſtros, i Abdala Laros apreſurandoſe
quanto pudo ſe adelantò por un atajo para ponerſe en las raizes del
monte, i tomarlos en medio: notò Don Duarte quan peligroſa era la
baxada, conſiderando el intento del enemigo, i mandò a Alfonſo Telles,
que ſe quedaſſe en lo alto con los Infantes, i algunos cavallos para
aſſegurar las eſpaldas, mientras el con los demàs lo acometia.
 
(48) Affrontaronſe valientemente, i Xarate ſin poder ſufrir eſtar
ocioſo, inveſtió tambien a Alfonſo Telles; durò la pelea de ambas
partes muchas horas en un peſo, porque los Moros eran muchos, i de los
màs esforçados de Berberia; perô Don Duarte corrido de que tardaſſe
eſta victoria mâs tiempo de lo que acoſtumbrava, entrandoſe en la
fuerça de la batalla, como quien havia nacido para atropellar ſin miedo
los mayores impoſsibles, abozes, dixo.
 
_Que es eſto (Portugueſes mios) ya deſconoceis los enemigos, que por
instantes venceis; eſtos ſon los miſmos, que ayer con ſu Rey, i todo
ſu poder hiziſtes retirar affrentoſamente. Quien detiene vueſtro
valor? bolved por nueſtra reputacion._
 
Animados con eſtas palabras, ſalieron en breve eſpacio victorioſos
con muerte de cien Moros, i ciento i diez i ſeis cautivos, todos
perſonas de conſideracion, entrando en ellos un hijo de Abdala Laros,
Moro de brio, i que el padre con la ſeguridad de la empreza, quiſo
que ſe hallaſſe en ella con otro hermano, que muriô deſpues de haver
cumplido muy bien con ſu obligacion. Fuera mayor la mortandad, ſi un
Alfaqueque advertido, por nombre Balarao, no la atajara ardiloſamente:
porque como era de noche (el traje con que peleavan los nueſtros en
aquel tiempo, era comun a los Moros,) començò en lengua Portugueza
apellidar Sanctiago: i con eſte ardid, hizieron lo miſmo muchos de
ſus compañeros, i fue parte para que ſe eſcapaſſen engañando a los
Portugueſes, perô la mayor copia ſe ſalvò eſcondida en la maleza del
monte.
 
(49) Reſultò alguna vtilidad a Don Duarte deſta victoria, porque el
reſcate de los cautiuos fue de importancia, però el con ſu acoſtumbrada
liberalidad repartiò lo que le tocava por los ſoldados pobres de ſu
preſidio.
 
(50) Por eſte tiempo entrò Don Fernando, Marques de Villa Vicioſa en
Alcaçar, con lucido acompañamiento de criados, i cavalleros, llevando
tres hijos conſigo mancebos, que en aquella edad davan mueſtras de
raro esfuerço. Obligole la fama de Don Duarte a buſcar el credito de
ſer ſu ſoldado, i erale tan affecto, que no he podido deſcubrir otra
cauſa que lo lleuaſſe a aquella frontera, màs q̃ eſte deſeo. Durò en
ella pocos meſes, porque el Rey lo llamò con prieſſa, mas en ellos
moſtrò ſu valor, i brio, procurando ſer el primero que procurava verſe

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