2016년 8월 21일 일요일

Vida de Don Duarte de Meneses 21

Vida de Don Duarte de Meneses 21



(52) Mientras ſe preparava la obra, i los materiales ſe embiavan del
Reyno; apparecierõ por algunos dias muchos Moros en tropas muy cerca
de Alcaçar en ſon de eſcaramuça. Don Duarte que no ſufria ſemejantes
atrevimientos, quiſo caſtigarlos: i a veinte i dos del mez ſeguiente
ſaliò con quarenta i cinco de acavallo a limpiar la tierra deſtos
embaraços, encargando a Rodrigo Vaz Alcaforado, criado que avia ſido
de ſu padre, hidalgo de grande experiencia, i valor la guarda de la
ciudad; i corriendo Don Duarte haſta Benãbros una legua larga al
enemigo, ſin hallar reſiſtencia, i viendo que anocheſia, tratò de
dar buelta a Alcaçar: mas los compañeros deſeoſos de algun recuentro,
le hizieron grandes inſtancias, i a ſu perſuacion fueron de cerro en
cerro, haſta q̃ deſcubrieron una Aldea de cien caſas, riberas del
Cañete, i algunos Moros eſparſidos por aquel cãpo; con eſte alvoroço
mandò D. Duarte a Iuan Peſtaña, i Hernando Cabral con tres mangas de
arcabuzeros q̃ fueſſen a quemarla, i Alfonſo Telles con haſta veinte
cavallos cõtra los Moros. Paſsò Iuan Peſtaña el Rio trabajoſamente,
por̃q venia grande por ſer invierno, i halló impedido el puerto de
una pared hecha a propoſito por los Moros para aquel efecto; gritò a
D. Duarte q̃ la deshizieſſe entretanto que iva a obedecelle. Alfõſo
Telles hallando ganado, en lugar de Moros començò a recogerſe con
eſta preza. Los Moros de la ſierra, que ya tenian noticia de lo que
paſſava, llamandoſe unos a otros, tomando por caudillo a un Xeque muy
valiente ſe aceleraron de manera a tomar el paſſo del Rio, q̃ ya quando
dio buelta Iuan Peſtaña, i Alonſo Telles ſe hallarõ atajados. Acudió
D. Duarte, i el Moro, q̃ le viô nõbrãdole a vozes le hizo una gran
cortezia, diziendo q̃ en aquel dia ſe veria qual era màs valiente;
reſpondiôle Don Duarte cõ ſemblante riſueño, i cortez, ſe alegrava de
verlo tã brioſo, por̃q le daria mayor gloria aquel vẽcimiento. Con
todo D. Duarte recogiẽdo entre ſi la preza, procurò hazer eſpaldas a
los ſuyos, haſta que paſſaron quaſi a nado el Rio, i luego tomò un
camino q̃ le quedava màs eſtrecho por tener los lados amparados con
la eſpeſura del mõte, por̃q el numero de los Moros paſſava de mil i
quinientos, i temia q̃ le rodeaſſen ſu gẽte, q̃ era tã poca q̃ no
llegava por toda a ciẽ hombres. Los Moros ſin oſar a cometerlos lo ivan
ſiguiẽdo, i por poco perdiera la vida D. Duarte, por̃q como venia el
ultimo de todos eſcapò milagroſamẽte a dos lãças cõ q̃ le hizierõ tiro,
̃q de la una quedó laſtimado, però no herido.
 
(53) Cõ eſto los Moros cobrãdo ſobervia de nueſtra retirada, comẽçarõ
a acercarſe, i llamar a los nueſtros, Ahudes (en àrabigo ſuena Iudios)
colerico D. Duarte deſta licẽcia, diò ſeñal para acometer; i bolvió
ſobre ellos cõ tal impetu, q̃ a los primeros golpes mató por ſu mano
al Xeque principal; i embuelto entre los demás ciego, i furioſo con
la reſiſtencia cayò con el cavallo en un barranco; trabajaron por
levantarle Iuan Peſtaña, Rodrigo Paez, i Alvaro de Faria; i fuera
cierto el peligro; ſi Don Duarte con menos animo del que acoſtumbrava
tener en los mayores no bolviera con nuevos brios, i los acabara de
vencer con valeroſa determinacion.
 
(54) Succediò que algunos Infantes Portugueſes viendo la cayda de Don
Duarte, i dãdole ya por muerto, con eſte miedo, i poca conſtancia
huieron a Alcaçar, publicando la nueva luego; mas Rodrigo Vaz
Alcaforado mãdãdo al inſtãte cerrar las puertas de la ciudad, ſe
previno para la defenſa: llegó entretanto Don Duarte con màs de tres
horas de noche, i queriendo entrar, rehuzò Ruy Vaz abrirle la puerta
haſta enteràrſe del ſucceſſo. Eſta accion tan acertada, i digna de
grandes alabanças encarecio D. Duarte grandemente, no ceſſando dar
las gracias a aquel hidalgo de lo bien que havia procedido, porque en
ninguna ocaſion dexava eſte famoſo Capitan de alabar a ſus ſoldados las
determinaciones lucidas que hazian, con que diſsimuladamente vituperava
las otras, en q̃ cada uno procurava abſtenerſe, mas por el reſpecto que
tenian a Don Duarte muchas vezes, que por ſu credito dellos. Refiere
Gomes Eanes, que en eſta eſcaramuſa murio Gonçalo Peres Malafaya,
ſingular cavallero de virtudes, i de valor, i fue de los primeros
fronteros calificados que en Africa mataron los Moros.
 
(55) Ya en toda ella ſonavan las prevenciones que hazia el Rey de Fez
para bolver ſobre Alcaçar, i Don Duarte con eſte recelo apreſurava
quanto podia dar principio a la Cortina; començôla un Lunes de la
ſemana ſancta, que ſe contavan veinte i dos de Março; i ſiendo el
primero que llevava los materiales, pudo tanto eſte exemplo que en
primero de Iunio del miſmo año en ſetenta i un dias ſe concluyo no
quedando cavallero que no trabajaſſe igualmente que los officiales.
 
(56) Tuvo el Alcayde de Tanjar noticia deſta obra, i para impedirla,
jũtò mil i quinientos cauallos, i muchos Infantes; Don Duarte porque
conocia el provecho que reſultava della mientras ſe hazia por
moleſtar al enemigo, i quitalle la oſadia deſte penſamiento lo iva a
buſcar de dia, i de noche; ſuccediò a eſta ſazon, que haviendo aplazado
una entrada, communicandola a ſus fronteros; dos centinelas que
eſtavan de poſta en el muro aſſegurados con el ſilencio de la noche,
ſe deſcubrieron uno a otro la reſolucion de D. Duarte, contando muy
por extenſo el modo que ſe havia de guardar en ella. Oyolos un Moro
Almograve (aſsi llaman las eſpias) el qual ſabiendo muy bien la lengua
Portugueſa con el deſeo de aprovechar a los ſuyos ſe venia a echar las
màs noches al pie del muro, entendiendo lo que paſſava, ſe fue a Tãjar
a dar el aviſo, a tiempo que el Alcaide ſalia con la gente que tengo
referido. Pareciòle al Moro con aquella facilidad con que ſe creen las
coſas favorables, mas que las adverſas; que de aquella vez no podia
eſcaparſe Don Duarte de muerto ò cautivo, i que la ciudad quedava
quaſi a ſu arbitrio, i con mucha alegria marchó con ſu gente la buelta
de Anexames, i alli tuvo conſejo de emboſcarſe i dexar entrar a Don
Duarte la ſierra dentro con que era fuerça desbaratarlo. Eſte parecer
no pudo ſer tan oculto por el alvoroço que tenian los Moros entre ſi,
cõ la certeza de la victoria; que no llegaſſe a oydos de un eſclavo
Chriſtiano q̃ eſtava en aquel lugar; i cõſiderando el peligro de los
nueſtros, determinò remediarlo, auñq fueſſe aventurando la vida. Tenia
un Moro llamado Aſmede por amigo particular: llamòlo a ſolas: diole
cuẽta del ſucceſſo, aſſegurandole muchos intereſſes, q̃ podria ſacar ſi
lo fueſſe a dezir a Don Duarte. Es la fé de los Moros muy vendible, i
no tiene otra ley que la ganancia.
 
(57) Partioſe con eſta eſperança Aſmede a Alcaçar, i llegó a punto que
Don Duarte eſtava ya para ſalir; dudô de la infalibilidad del aviſo,
aunque el Moro lo juſtificô de manera, que vino a darle credito,
deſpues que conociol el engaño aſſegurado por los deſcubridores:
porque ſaliendo a reconocer las emboſcadas, el enemigo enfadado de la
tardança, imaginando lo que paſſava, i que eſtavan deſcubiertos, los
fue ſiguiendo, i Don Duarte ſaliol a vengarlos, con ciento i veinte
cavallos. Los Moros entonces los encontraron con quatrocientos, i
travando una porfiada eſcaramuça en la mayor fuerça della, conociendoſe
poca mejoria en los dos campos començaron los Moros a huir, i Dõ Duarte
metiendoſe con el miedo que moſtravan, a ſeguirlos, reparò en que temor
tan intempeſtivo moſtrava algun ardid, i con eſto no conſentiô a los
ſuyos que ſiguieſſen el alcance, aunque tambien naciò eſte recato de
haverſele rompido el freno del cavallo, i detenerſe en adereçarlo.
 
(58) Fue milagroſo el ſucceſſo porque los Moros ayudados ya de todo
ſu poder cõ los de la ſegunda emboſcada, bolvieron a cargar en los
nueſtros con tal furia, que a ſer màs lexos de la fortaleza corrieron
mucho rieſgo; mas Dõ Duarte por atajarlos deſpues de haver hecho mucho
daño al enemigo, ſe amparò de la artilleria, retirandoſe haſta ponerſe
debaxo del muro. Tuvo eſta jornada aſſas de felicidad, porque hallò
remedio en la verdad de un Moro, que por naturaleza, i religion, no
profeſſan màs que mentir: moſtròle Don Duarte grande agradecimiento
a Aſmede, i con ſingulares beneficios le honrò deſpues, i ſe ſiruio
de ſu aſtucia para ſus emprezas, porque ſabida ſu traycion por los
Moros ſe vino a Alcaçar con el miedo del caſtigo, i durô muchos años
en el ſeruicio de nueſtros Principes de quienes recibiò mercedes, i
priuilegios.
 
[Illustration]
 
 
 
 
ARGVMENTO
DEL
LIBRO QVINTO.
 
 
_SEgundo ſitio de Alcaçar: cuidado, i virtud con que lo defendiô D.
Duarte, i los cavalleros Portuguezes que ſe hallarõ en esta ocaſion.
Muertes de Principes en eſte Reyno: viene a el Don Duarte llamado de
el Rey, dale titulo de Conde de Viana, buelve a Alcaçar: ſierras, i
lugares que reduxo a la obediencia deſta Corona. Reſolucion que el
Rey tomô de paſſar a la conquiſta de Tanjar, iornada que ſuccediò
infelizmẽte. Enpreſa_ _de Tanjar executada contra el voto de Don
Duarte. Viſtas que tuvieron los Reyes de Portugal, i Caſtilla; entrada
del Rey en la ſierra de Benacofu. Matan los Moros a Don Duarte; conocio
ſu fin antes: ſeñales ciertas de ſu salvacion: i ultimamente ſe trata
de ſus decendientes. Eſto en diſcurſo de cinco años deſde el de
cinquenta i nueve al de cinquenta i quatro._
 
 
 
 
VIDA DE
DON DVARTE
DE MENESES
TERCERO CONDE
de Viana.
 
LIBRO QVINTO.
 
 
ESforçavaſe el ruydo de las armas, i poder con que el Rey de Fez bolvia
ſobre Alcaçar, i no ſe hablava ya en otra coſa; porque Don Duarte
ſabia q̃ havia llegado a Tanjar para hazer reſeña de ſus gentes. Hallò

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