2016년 8월 21일 일요일

Vida de Don Duarte de Meneses 24

Vida de Don Duarte de Meneses 24



(30) Con eſte ſucceſſo reposò el Conde haſta el mez de Agoſto, en ̃q
ſupo de Alonſo de los Arcos Caſtellano de Tarifa; como tenia cercado
a Gibraltar, i eſtava falto de vituallas; pidiendole ſocorro con
brevedad, i diligencia. Eſte auizo tardô al Conde, porque paſsò primero
a Ceuta, i Pedro de Albuquerque, que governava aquella plaça, queriendo
lleuar la gloria de ſocorrerla primero cõ alguna emulacion, i embidia,
detuvo la nueva al Conde, de manera que partiendoſe al inſtante que
entendiò lo que paſſava; quando llegó a Gibaltar, havia el Duque de
Medina Sidonia entrado ya la ciudad, i retirado los Moros al Caſtillo
que combatia fuertemente. Llamoſe Gibaltar en ſus principios Heraclea,
por ſer fundacion de Hercules el Thebano; pueſta en una larga enſenada,
que haze la mar en el eſtrecho Gaditano contrapueſto a Tanjar, en las
raizes del Calpe, una de las fabuloſas columnas de Hercules, en cuyo
nombre perſeveró, haſta que con la perdida general de Eſpaña, Tarif
le preſtò el ſuyo; i le dijerõ Gibaltar, de Gibel, i Tarif, que ſuena
en Arabigo lo miſmo que monte, ſi bien algunos lo derivan de Gebel, i
Aar, ò de Tarf, q̃ es la cũbre del mõte. Dominaranla los Arabes, haſta
que el Rey Don Fernando el Quarto de Caſtilla la ganò; perdiò ſu hijo
D. Alonſo el vndecimo, i reſtaurò a ſu coſta D. Iuã Peres de Guſman,
primer Duque de Medina Sidonia (de quien vamos hablando) varon inſigne,
i de excelentes virtudes.
 
(31) El Duque apretó el combate al caſtillo, i ſabiendo que el de Viana
venia a hallarſe alli; le ſalió a recibir grã trecho de la ciudad con
grandes cumplimientos, dandole la obediencia de ſoldado, i ſuplicandole
una, i muchas vezes quizieſſe governar aquel ſitio; rehuſolo el Cõde
con ſu acoſtũbrada modeſtia, i tomó una pica para ſervir; mas los Moros
deſcõfiados de ſu defẽſa, ſe entregarõ al Duque por trato, pidiẽdo
para rehenes de ſu ſeguridad la palabra ſolamente del Conde de Viana,
(tanto fiavan della). El Duque obligo corteſmente al Conde a que ſe
encargaſſe de aquella gente, i paſſandolos conſigo a Alcaçar, les diò
paſſo ſeguro a Tanjar.
 
(32) El año ſeguiente de 73. por el mez de Abril, rindio a Safa, lugar
en los confines de tierra de Benamenir, i de Luſmara a dos leguas de
Tanjar en lo más alto, i fragoſo de la ſierra, de haſta quinientas
caſas, con tan aſperas entradas, que no pudieron ſubir los cavallos
màs que uno a uno. Entrò el Conde con eſtraña dificultad, i peligro,
por lo màs agrio, i lo màs defendido, i degollando dos mil hõbres,
prendio quatrocientos. No oſó el Alcayde de Tanjar occupar el paſſo de
la ſierra al paſſarla Don Duarte, con que llegô a Alcaçar con la preza
entera.
 
(33) Sobre tantas perdidas como los Moros padecian continuamente por
el braço, i valor del Conde; ſintieron eſta con mayor deſeſperacion,
porque el ſitio, i fortaleza de Safa los aſſegurava de ſu ruina.
 
(34) Mientras eſto paſſava en Alcaçar, el Rey de Fez deſpues que
ſoſſegò la rebelion de Xeque Laros, con ſu muerte, ſe vino a Tanjar; de
donde communicò amigablemente al Conde preſenteandoſe con igual agrado,
i correſpondencia; haviã travado grande amiſtad deſpues que el de Fez
conoció la virtud, i esfuerço del Conde por tãtas vezes, i ſiẽpre en
ſu daño: i verdaderamẽte que dava cõ eſta eſtimaciõ un grã exẽplo de
buẽ Principe, pues ni la differẽcia de la religiõ, ni la diviſiõ de
los animos, ni los daños recibidos por ſu mano i govierno, le impedia
reconocer el valor, en quiẽ lo tenia, ſiẽdo más duro de cõfeſſar en el
enemigo; mas era tãto, i tã publico el del Cõde, q̃ mayor veneraciõ le
tuvierõ ſin duda los Moros q̃ los miſmos Portuguezes, pues aquellos cõ
el miedo, i eſtos cõ la embidia, parece andavan juntamẽte apoſtados
a engrãdecer, i deſluſtrar ſus hechos, i ſiẽdo las acciones tan
encontradas, no moſtrava menos brio el Conde en vencer con las armas a
unos, que con el ſufrimiento a los otros.
 
(35) Obligado deſtas mueſtras ſolicitò haver del Rey Moro, por reſcate,
ô liberalidad el cuerpo del Santo Infante D. Hernãdo, como reliquia
ineſtimable, por la particular devocion q̃ le tenia. Anda de ſu vida,
muerte, i milagros un volume pequeño, grande en la materia. Tendre
diſculpa a no diſcurrir dellos, por no offender con la cortedad de mi
talento la lecciõ tã agradable de ſus virtudes.
 
(36) Fueron ocioſas todas las diligencias que hizo el Conde ſobre eſte
particular, aunque muchas, i mui apretadas; i quedando ſin effecto ſe
bolviò el Moro a Fez, dexãdo reforçado el preſidio de Tãjar, con tres
mil cavallos, i por Alcayde a Abraim Bename, Moro de gran opiniõ, i
fortuna; por̃q Xarate auñq era muy valiẽte, fue depueſto del cargo
por deſdichado. Cõſideraciõ importãte en la guerra dõde la felicidad
tiene mucha parte. Eſta prevẽcion naciò ſin duda de averſe diuulgado la
jornada del Rey, intenpeſtivamente con que vino a noticia del enemigo;
ſiendo maxima certiſsima de los Principes entendidos reſervar para ſi
miſmos los fines de ſus movimiẽtos haſta el tiempo en q̃ importa, i es
forçoſo deſcubrirlos. Perô como las emprezas ſe yerran al principio
facilmẽte ſe van desliſando los medios: fuerõ pocos cõſiderados, los
̃q tomò Portugal en eſte negocio en q̃ uvo màs debates q̃ conſultas,
auñq tãbien no faltarõ advertẽcias del Conde, el qual deſpues de haver
cumplido la comiſsiõ de Diego de Barros, i Iuã Falcõ, viẽdo el muro de
Tãjar muy deſpacio los bolvió a embiar al Rey cõ eſta nueva, hallãdo
poſsible el caſo, i encomẽdãdole el ſecreto, i diſsimulaciõ cõ q̃ avia
de proſeguirlo, eſcreviendole era mejor acuerdo le remitieſſe a Alcaçar
gẽte, i armas poco a poco, cõ todo el reſguardo, por̃q deſta ſuerte
ſin otro eſtruẽdo, ni cuidado ſe podia executar ſu deſignio ſagaz, i
aventajadamente.
 
(37) Offendiò eſta propueſta al Cõde de Villareal, por̃q cõ la buelta
de los reconocedores informado de la facilidad, i grãdeza de la jornada
ſe deſcubriô por oppoſitor para la execuciõ. El Infante D. Fernando
por otra parte haziaſe dueño della, i el Rey no queria reduzirſe a no
paſſar a Berberia; de manera q̃ con tãtas incõſideraciones preſumiẽdoſe
̃q el Cõde de Viana dava eſtos aviſos por hallarſe ſolamẽte en aquella
ocaſion, comẽçarõ los entereſados a tener celos de ſu zelo, i cõ eſto
moviã al Rey a lo q̃ peor le eſtava. Pudo al fin el de Villareal
introduzirſe en la materia, por̃q ſu calidad, valor, i prudẽcia erã
fiadores, para peligros mayores. Todavia como en eſte ſe havia de
hallar el Rey, quiso enterarſe primero por ſus ojos de la diſpoſiciõ
en q̃ eſtavã las coſas de Tanjar; fueſſe a Ceuta llevãdo cõſigo a Iuan
Falcon, i Diego de Barros, con los quales examinô todo lo q̃ paſſava, i
aſſegurò de nuevo al Rey del ſucceſſo, con q̃ finalmẽte ſe determinò ſu
paſſage. Advierte Ruy de Pina, que al partirſe eſte cavallero, le hizo
el Rey algunas mercedes importãtes para ſu caſa, porque aſsi ſe obligã
a los ſubditos, a que menoſprecien las vidas en el ſervicio de ſu Rey,
grangeando muchas vezes cõ un favor deſtos, grandes felicidades para ſu
corona.
 
(38) Sabia el de Viana todas eſtas diligencias, aunque las callava
prudentemente; por̃q deſcubriô embidia en el Conde de Villa Real;
ambicion en el Infante D. Hernãdo; i brios en el Rey; i como no ſe
hallava con fuerças capazes de luchar cõ tales emulos, remetia al
ſufrimiẽto, i diſsimulaciõ eſte agravio, aũ̃q eſperava del, mayor
gloria, por̃q las prevenciones no ſe ajuſtavan a la neceſsidad,
creciendo muchos inconvenientes con la dilacion, de ſuerte, q̃ pudo
juzgar aliſonja de fortuna lo que muchos imaginaron que fuera ofenſa.
 
(39) En eſte verano fueron muy continuas las eſcaramuças, que el Conde
tubo con los Moros, porque el Alcayde de Tanjar con la fuerça que
todos los que de nuevo goviernã tienen en ſus principios, procurava
emendar la fortuna de Xarate, deſeãdo avẽtajarſe, a los que haſta alli
haviã peleado cõ el Cõde: mas deſengañoſe brevemẽte; por̃q deſpues de
haver corrido varias vezes a Alcaçar ſiẽpre con perdida, ſabiendo un
dia por ſus eſpias, q̃ el Conde havia pueſto por tierra muchas aldeas
del Farrobo, i Benavolẽſe, i ſe retirava cõ grã preza, le ſaliò al
encuentro con quatrociẽtos i ſeſſenta cavallos, i mil peones. Trahia
el Conde repartida ſu gente en tropas, que era menos la mitad, que el
enemigo; i mandando adelantar la preza con la ſuya enviſtio al Alcayde,
antes que el Moro ſe pudieſſe determinar en lo q̃ havia de hazer. Eſte
repẽte deſcõpuſo al enemigo de manera q̃ cõ poca reſiſtẽcia ſe puſo en
huyda, i el Cõde cõtẽtãdoſe cõ vẽcerlos, le hizo puẽte de plata, como
dizẽ.
 
(40) A los diez de Iulio ſe jũtarõ los Xeques, de las ſierras de
Anjara, Farrobo, i Benabolẽſe, i perſuadidos de uno màs venerable en
canas, i conſejo llevados del miedo, i fama invencible del Conde ſe
reduxeron a ſu obediencia. Eſta accion contradixeron muchos fronteros
Portuguezes, pareciendoles quitaria la paz, la ganancia que hallavan en
la guerra; mas el Conde anteponiendo el bien publico al particular, ſe
la otorgò debaxo deſtas capitulaciones.
 
_Serian tributarios del Rey de Portugal, dando por eſte reconocimiento
dos doblas de oro cada padre de familias; biudas una; niños, i
donzellas nada._
 
_Eſtarian a la obediencia de los generales de Alcaçar el ceguer ſeguro
de los Chriſtianos, i amparados de ſus capitanes._
 
_No darian favor, ô conſejo a los Moros contrarios; i ſabiendo de
ſus ardides, entradas, ô deſinios los revelarian luego al Conde ſin
ocultar coſa, q̃ fueſſe en daño de los Portugueſes._
 
_Darian paſſo libre por ſus tierras ſin alterarſe ni hazer otro

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