2016년 8월 21일 일요일

Vida de Don Duarte de Meneses 25

Vida de Don Duarte de Meneses 25


(44) Bolvió en ſi el Alcayde de Tanjar, con tantas perdidas, ſabiẽdo
̃q los ſuyos le notavã de cobarde por el ſucceſſo paſſado, ſe reſolviò
en buſcarle; mas la buena fortuna del Cõde ſe diô ocaſion de nueua
affrenta, por̃q en el mez ſeguiente fue ſobre Benamaqueda, i a la
buelta topò con el Alcayde, y lo venciô, degollandole quinientos
hombres.
 
(45) Eſta rota pudiera debilitar los animos, i guarnicion de Tanjar,
ſi el Alcayde en la vigilancia, prudencia, i buen ſemblante con ̃q
governava, no disfraçara el miedo con los ſuyos, pareciẽdo con ellos
más vencedor que vencido. Llegavan eſtas victorias a los oydos de
nueſtro Rey, ſin la fama que merecian por la emulacion de los enemigos
del Conde: i como trahian todo el govierno del Reyno entre manos,
arbitravan a ſu guſto en todo, alterandoſe con eſtos ſucceſſos, i
temiendo q̃ el valor del Conde fueſſe tanto, que llevado de la ocaſiõ,
i felicidad, ſe diſpuſieſſe a emprẽder la cõquiſta a Tanjar: por
deſviarlo deſta gloria, hizieron con el Rey a q̃ partieſſe de Lisboa
a ſiete de Nouiembre con dos mil cavallos, i algunos Infantes, ſiendo
entrado el invierno con riguridad de aguas, i frios; con que no faltò
murmuracion contra miniſtros que hazen a ſus Reyes executores de ſu
paſſion, meſclando algunas appariencias de zelo que ſuelen engañar, aun
a Principes advertidos.
 
(46) Entrô la armada en el eſtrecho con viento eſcaſo, i alli le
ſobrevino tan gran tormenta, que ſe dividiò toda, deſgarrando unos
navios a Ceuta, otros a Alcaçar; i algunos ſoçobraron: ſalvôſe el Duque
de Bragãça, i ſus hijos, i otros muchos cavalleros quaſi milagroſamente
a nado, i el Rey ſe fue a Alcaçar con no poco rieſgo de ſu vida. Eſtos
principios pronoſticaron la deſdicha de los fines: mas la tema del Rey,
i del Infante tuvo neceſsidad de otros deſengaños, para que llegaſſen a
conocer ſu yerro, que es accion aſſas difficultoſa en los poderoſos, i
de grandes peligros; porque como el remedio de los aciertos, conſiſte
en el arrepentimiento la naturaleza como ofendida de los ſuperiores,
quiere emendar una culpa con que ſe cometan muchas, i aſsi van
engazando yerros haſta deſpeñarſe, como en eſte caſo ſe probó bien.
 
(47) Auñq el Rey tenia tomada la determinaciõ mucho de antes; viẽdoſe
en Alcaçar quiſo juntar a cõſejo más para eſcucharlo, q̃ ſeguirlo; i
por no acabar de deſabrir al Conde de Viana de todo punto, porque en
aquellos pocos dias havia notado, i viſto las maravilloſas coſas que
hiziera en ſu ſervicio. Entraron como treinta perſonas; uvo deſputas
ſobre ſi convenia acometer a Tanjar tambien por mar. Vencieron en
votos al Conde de Viana, que ſe opuſo a eſta reſolucion, fundado en
la incertidumbre, i riguridad del invierno, i aſpereza de aquella
coſta, con otras razones militares, que la experiencia, i la razon
aprovavan con grandes ventajas, mas nada aprovechò, para que el Rey no
ſiguieſſe lo contrario. Partiò entonces Luis Mẽdez de Vaſconcelos con
doze velas, i el Rey con lo reſtante del Campo, por tierra. Amanecierõ
ſobre Tanjar, i Luis Mendez trabajando por deſembarcar ſu gente, eſtuvo
a pique de perderſe, porque las olas andavan tan bravas, q̃ no ſe
domaron con los remos. Y eſto ſolo ſirvio de deſpertar el enemigo, el
qual vigilante antes, con eſte avizo, començò a jugar ſu artilleria
contra la Armada; i el Rey advertiendo lo que paſſava, deſeſperado ya
del effecto ſe bolviò a Alcaçar, i de alli a Ceuta engrãdeciendo con
alabanças al Conde de de Viana, i culpãdo los pareceres q̃ lo havian
perſuadido a no darle el credito que merecia ſu valor, i experiencia:
peró en eſtas palabras más ſe condenava a ſy miſmo, que a otro alguno,
pues ſe dexô llevar de adulaciones, conociẽdo la verdad, i entereſa
del Conde, quãdo no ay Principe tan limitado, q̃ no entienda, quien le
habla màs a lo juſto, i lo que le conviene, auñq es ordinaria traça
ſuya deſcargar ſiempre ſu error ſobre aquellos q̃ le aconſejan en los
caſos adverſos, llevandoſe ſolos la gloria, i alabança de los proſperos.
 
(48) Deſte deſabrimiento del Rey tomaron motivo los emulos del Conde de
Viana para enviſtir con el Infante D. Hernando, deſengañados ya de ̃q
el Rey attendieſſe a ſus perſuaciones; mas el Infante con la demaſiada
ambiciõ de aquella empreza andava màs diſpueſto a oyr ſemejantes
deſacuerdos; i aſsi diferia al Conde de Odemira, que con particular
adulacion le movia a que de ninguna manera deſiſtieſſe de acometer a
Tanjar. Premiole eſte Principe el conſejo, como ſi fuera en gracias
ya del effecto, con la encomienda mayor de Sanctiago; coſa que el
de Odemira pretendia havia mucho tiempo. Tocavan al Infante eſtas
proviſiones, porque era Maeſtro de las Ordenes Militares de Chriſtus, i
Sanctiago, ſobre ſer Duque de Beja, i Viſeu, con otras muchas tierras,
i ſeñorios.
 
(49) Por eſte tiempo Don Pedro Primogenito del Infante Don Pedro,
ſe partiò de Ceuta a Cataluña en dos galeras, que de alla vinieron
a buſcarle, i el Rey ſu cuñado aunque al principio le diò licencia,
deſpues ſe la fue ſuſpendiendo de manera, que Don Pedro preſumiô que
lo hazia por reſpeto de Caſtilla, porque el Rey D. Henrique tambien
era oppoſitor a Aragon, i la amiſtad eſtrecha que tenia con el Rey
Don Alfonſo ſobre el parenteſco de cuñado dava ſoſpechas para todo.
Don Pedro pues dexando eſcrito al Rey ſus proteſtos, i cumplimientos;
ſe embarcò en las dos galleras, i llegò a Cataluña; donde le juraron
por Principe, i a pocos mezes fue muerto por los miſmos Catalanes
de veneno, como avemos referido. Quedoſe el Infante Don Fernando en
Alcaçar, con deliberacion declarada de bolver a Tanjar, aunque el Conde
de Viana le parecia impoſsible el buẽ ſucceſſo deſta jornada.
 
(50) Mas el Infante, como era eſto lo que más ſolicitava, procuró
ſeguir el conſejo del Conde de Odemira; i para reſintir al de Viana de
ſuerte, que el miſmo ſe apartaſſe, tomò para ſi el quinto de vna rica
cavalgada, que por derecho competia a los generales de Alcaçar que ſe
hizo aquellos dias, en la qual ſe havia hallado el Infante, i el Conde,
i perô no quedò perſona, que no lo murmuraſſe, ni dexaſſe de alabar al
Conde por la modeſtia, con que ſe portò en eſta particion, ſiendo tan
liberal en renunciarla, como el Infante corto en repartirla, aunque
bien ſe entendiò a lo que tirava aquel penſamiento.
 
(51) Deſpues tornò el Infante a hazer conſejo con los cavalleros, que
le aſsiſtian en Alcaçar ſobre la gente que era neceſſaria para la
execucion de ſu deſeo. Llevantoſe Hernãdo Telles en medio, i pidiò al
Infante declaraſſe ſi tenia licencia del Rey ſu hermano para acabar
aquella empreza; hiriole mortalmente la pergunta, aunque callô la
reſpueſta: i el de Odemira, que conoció ſu enojo por liſonjearle,
mas deſcubiertamente ſe deſcõpuſo en palabras con Hernando Telles
(cavallero de ſingular animo, i viçarria, aunque mancebo) con que ſe
deſviò aquella platica; tratandole ſolamente ſobre la propueſta del
Infante, en que el de Viana diſcurrio deſta ſuerte.
 
_Bien ſe (ſeñores) que las differẽcias de los votos que eſcuchamos
en eſte negocio, nacen mâs de alguna particularidad, a que no puedo
dar remedio, que de otra conſideracion alguna, en que ſe note zelo,
i cuidado de lo que más importa, con que no dudo, que ſiempre mi
pratica parecerâ ſoſpechoſa. Baſtante ocaſion era eſta para dexarme
llevar del parecer arrojado de otros. Mas pues eſtoy aqui para dezir
lo que ſiento, donde ſolo ſe deve tener la mira al ſervicio de Dios,
i honra de mi Rey, no tratare de la mia: por temeridad juſgo ponerſe
a una buelta de dado, i en poder de la ciega fortuna mâs poderoſa
en la guerra, que en otra parte, vidas, i ſeñorios: la reputacion
Portugueſa, donde ſolo peleamos con ella, i nos cueſta el grangearla
tanta ſangre, i trabajo, fuerça es perderla en eſta occaſion; porque
ſiendo Tanjar una plaça de las más fuertes, i bien guarnicidas, que
tiene el Rey de Fez, parece coſa impoſsible, que ſe pueda entrar con
tan poca gente, como tenemos. Paſſa de tres mil ſoldados ſu presidio,
lleno de vituallas, artilleria, i mucho esfuerço: el ſocorro a la
puerta, i que ha de venir por tierra firme, que es ſuya, i de ſus
Principes, que eſtan ſin otros embaraços de guerra, ni rebeliones:
concluida la de Xeque Laros con ſu muerte; Tremecen quieto; i al
fin no ay coſa en el Reyno de Fez, que quite acudir a Tanjar en el
aprieto; tiene un capitan de mucha experiencia, i brio, que ſabe
guardar ſus muros, de manera que no puede el deſcuido ayudarnos,
por mâs que nos certifiquen lo contrario. Contra eſto, que razon
ay de nuestra parte para acometer un hecho tan ſin prudencia? el
conocimento, i la memoria de las coſas paſſadas, es una luz, i guia de
las operaciones humanas, principalmente en las guerras, cuyos errores
ninguna diſculpa reciben, ni aun conſientẽ remedio; porque en ſiendo
cometidos, cahe la pena ſobre ellos. Prodigioſas fueron ſiempre las
jornadas de Tanjar, no permita vueſtra Alteza, que eſta acabe de ſer
tumba de nueſtras honras. Eſperemos tiempo, el nos dirâ lo que havemos
de hazer: andamos felices en las entradas, però no en los exercitos.
Quiçâ nueſtro ſufrimiento, i valor podra occaſionar ſu ruina; i pues
ſomos vencedores en lo poco, Dios ordenarà, que ſea tambien en lo
mucho._
 
A eſto reſpondiò el Conde de Odemira, llevado de ſu antigua enemiſtad.
 
_Si advertis (ſeñores) en las difficultades, que tienen ſemejantes
emprezas, ſin mirar primero ſus provechos, i bienes, no ſerâ
mucho, que os embarace lo que acabaſtes de eſcuchar aora: perô ſi
diſcurris en lo particular deſta, avergonçareisos, en penſar, que
tantos apparatos ſean para ningun effecto. Deliberôſe nueſtro Rey
en venir ſobre Tanjar, trahiendo conſigo lo mâs luzido de ſu Reyno:
ſerâ condenar ſu prudencia, i conſejo, dexar de proſeguir esta
determinacion: todos los motivos, que la occaſionaron, eſtan en
pie; ningun accidente ha quebrantado fuerças, ni animos; pues que
cauſa havemos de dar para deſculpar eſte yerro. La advertencia del
enemigo, i ſu vigilancia, eßa es la que nos ha de dar maior gloria,
que vencerlos con ſu deſcuido, no merece gracias; que les ſomos
ſuperiores es llano, a quien mirare lo que pocos Portugueſes han
hecho contra innumerables Moros en Ceuta, i las demàs fronteras: pues

댓글 없음: