2016년 8월 21일 일요일

Vida de Don Duarte de Meneses 27

Vida de Don Duarte de Meneses 27


(65) Conoció el Conde el rieſgo de la comiſſion, porque muchos de los
nueſtros como biſoños en aquellas entradas no hizieron tanto ſu dever,
i deſampararon el campo, llevados de ſalvar las vidas; i ſin embargo de
ver a ſu Rey en tan evidente peligro, atropellaron primero la honra,
i luego la obediencia. El Conde con eſta deſeſperacion ſin que le
aprovechaſſen bozes, ni ruegos: dizen, que reſpondiò al Rey.
 
_Señor, dura coſa me encarga V. A. en occaſion, en que me hallo ſin
mis ſoldados, i con otros, que ni os obedecen, ni me ſiguen; perô pues
grangeo con mi vida el ſalvar la vueſtra, en mi muerte vereis el zelo,
que ſiempre tuve de ſerviros._
 
Con eſto ſe bolviò a Dios, como quiẽ mucho de antes, el coraçon preſago
en los males, le denunciava aquella hora por ultima: i haziendo un
breve acto de contricion, proteſtando que moria por ſuſtentar la fé
de Ieſu Chriſto, de cuyos aumentos tratò ſiempre, con tantas anſias;
i tambiẽ por librar a ſu Rey de aquel peligro (obligacion preciſa de
ſubdito) ſe oppuſo a los contrarios tan esforſadamente, que los detuvo,
a que no ſiguieſſen al Rey: i peleando con notable conſtancia, i valor,
aviendo muertos por ſu braço los más oſados, que por grangear la gloria
de vencerle, ſe adelantavan a los otros, por herirle, le mataron el
cavallo: apeòſe para darle el ſuyo Nuño Martines de Villalobos, però
no pudo, porque ſin executar el intento, quedò ſin vida, dando exemplo
de notable fidelidad, pues ſiendo criado del Conde quiſo morir por
defendelle, igualando en eſto a lo que el amo hizo con el Rey. Viendo
pues el Conde de Monſanto en aquel aprieto al de Viana, corriô tambien
por ſocorrerle, i dandole otro cavallo, trabajando por ſubirle en el,
el Conde mal herido, i con menos fuerça, pueſto un pie en el eſtribo no
pudo llegar al otro, porque hallò los aſiones largos, i embaraçandoſe
en eſto, tocó con la eſpuela en la anca del cavallo, de manera que le
hizo dar corcobos, con que el Conde bolvió a caer en el ſuelo: gritò
entonces al cuñado, q̃ ſe ſalvaſſe, i repetiendo aquellas palabras del
pſalmo (en tus mãos, Señor, encomiendo mi eſpirito) acabó de rendirle
con mueſtras de invencible ſoldado de Chriſto, i de ſu Rey.
 
(66) Los Moros concluyendo con eſta muerte el triumpho maior, a que
aſpiravan, la ſolemniſaron con grandes alaridos, deſpedaçando el
cuerpo muerto de manera q̃ fue un dedo la maior parte, que dexaron
del entera. Eſte fue el fin glorioſo del Conde de Viana D. Duarte de
Meneſes, al qual pronoſticarõ primero algunas ſeñales, como ſucede en
las muertes de grandes hombres. Cuentan Ruy de Pina, i Damian de Goes,
que muchos años antes, ſe la denunciò un Religioſo Abbad del Convento
de las Sarzedas de S. Bernardo, por nombre fray Luis, que era famoſo
judiciario, diziendole, que auia de morir en occaſion, q̃ militaſse
debaxo del mando de otro capitan; deſpreciò el Conde el aviſo, con la
prudencia, i cordura, con que ſe deven vituperar de todo punto los
profeſſores deſta ſciencia, quando exceden la moderacion, i limite,
que la Igleſia les permite; porque es gente, que guarda ſiempre poca
fidelidad, i que totalmente con eſtos eſtudios ſe inhabilita para el
ſervicio de la Republica, occupada en inquirir la inclinaciõ de los
hombres, que crehen de mejor gana las coſas inciertas.
 
(67) Sucediò el falecimiento del Conde a 20. de Henero del año de mil
quatrocẽtos ſeſsẽta i quatro, cumpliendo en ſu edad cinquenta; i
porque no falte a ſus aficionados el conocimiento de ſaber, qual era ſu
diſpoſicion, i talle; fue bien proporcionado, mas de pequeño cuerpo;
cargado moderadamente de carnes; blanco, i el roſtro, i preſencia tan
agradable, que facilmente le juzgara qualquier por hombre de bien, i
creyera de buena gana, q̃ lo era; algo tartamudo, però no de ſuerte que
diſonaſse a los oydos: con eſto hablava de eſpacio con màs ſeveridad,
que alegria; era de memoria firme, i entendimiento mui deſpierto;
de buena complexion, i eſtremada ſalud; i aunque verdaderamente fue
arrebatado en lo mejor de ſu edad perfeta, para los q̃ conſideran la
fama con las glorias militares; viviò un largo tiempo, pues quaſi deſde
la cuna las començô a lograr, alcançando los verdaderos bienes, que
conſiſtẽ en la virtud; i para que ſe entienda el ultimo grado a que
podia llegar el valor, i fortuna de un hõbre, es prodigio admirable,
que notan los autores deſte capitan; que nunca fueſſe vencido, ni
ſalieſſe menos que vencedor de las batallas, en que ſe hallô, que
fueron muchas, como ſe echa de ver por lo referido.
 
(68) Dudavan los antigos de Iulio Ceſar, ſi la dicha igualava al
brio, ſiendo ambas coſas mui neceſſarias para un capitan, pues en la
felicidad, mueſtra la providencia (de donde pẽden las cauſas ſegundas)
que aprueva ſu eleccion. Por eſto los antigos tuvieron gran cuidado
en encargar las empreſas a valeroſos, i bien afortunados, q̃ es la
principal coſa, de q̃ Mario ſe jactava en el ſenado Romano; a los
màs famoſos igualô nueſtro Conde, pues ſiẽdo en vida invencible, fue
feliſsimo tambien en la muerte, librando a ſu Rey della, quando importa
tanto la vida de un Principe, como el ſuſtento de la patria, a cuya
ſalud deven los ſubditos las vidas, honras, i haziẽdas. Cumpliò al fin
el Conde con todo ello, i moſtrò bien ſer Portuguez en la muerte, por
lo que luziò en ellos el amor de ſus Principes, con más ventajas, que
en otras naciones; i como eſte genero de acabar era el màs honrado,
quiſo el cielo darſele por premio, i realce de ſus glorioſas acciones,
i admirables hazañas, que con gran perfeccion obró en la vida.
 
(69) El Rey entre el ſentimiento, i las gracias, aquel miſmo dia llamò
a Don Henrique de Meneſes ſu hijo; i le diò liberalmente el titulo,
caſa, i oficio del padre: aunque los tiempos adelante le quitô la villa
de Viana, i le diò las de Valencia, i Loule, de que tomó el titulo de
Conde. Luego embiò a conſolar a la muger, la qual con ſu grande fama, i
virtudes, no pudo reſiſtir a la pena deſta falta, con que vivió deſpues
algunos años, auñq ſiẽpre como quaſi muerta; doblòle la aflicion el
ſaber la crueldad, con q̃ aquellos barbaros ſe encrudelecierõ ſobre
el cuerpo difunto del marido, de que ſe alcãçó ſolamẽte un diẽte, ̃q
ella tenia guardado, q̃ deſpues ſus hijos traſladaron a Sanctaren, i le
labraron una capilla mui hermoſa en el Convẽto de S. Franciſco, donde
le puſieron en honorifica ſepultura.
 
(70) Dexò el Conde muchos deſcendientes de iguales merecimientos,
porque fue caſado dos veſes: la primera con Doña Iſabel de Melo, de
que tuvo una hija ſola, por nõbre Doña Maria, que casò con D. Iuan de
Caſtro hijo heredero del Conde de Monſanto.
 
De D. Iſabel de Caſtro ſu ſegunda muger hija de la miſma caſa de
Monſanto, uvo D. Henrique, que le ſucedió, el qual deſpues de hallarſe
con el padre en las ocaſiones más peligroſas, q̃ tuvo con Moros;
aſsiſtiô con el Rey D. Alfonſo en la toma de Arſila, donde quedô por
general con la retencion de Alcaçar: juntamente acompañò a ſu Rey en
las guerras de Caſtilla; i ſaliendo mal herido de la batalla de Toro,
diò motivo para que el Rey le dieſſe la ſucceſsion de las dos plaças,
que tenia para un hijo: però vino a morir ſin ellos, tambien a manos de
los Moros, como el padre, en la ſierra de Ferrobo, aviendo ſido caſado
con hija del ſegundo Duque de Bergança Don Fernando.
 
(71) Llamôſe el hijo ſegundo Don Garcia de Meneſes, i fue clerigo, por
ſus letras, i talento Obiſpo de Evora, i de la Guardia juntamente:
beneficios entonces compatibles, aũque deſpues prohibidos, por el
Concilio de Trento: mezclò eſte Prelado entre ſu mucha erudicion,
algunas acciones de ſoldado, porque ſe preciò de ſerlo, i moſtrò tanto
valor en occaſiones, q̃ no deſdixo de la imitaciõ del Padre, no ſolo en
las guerras, q̃ tuvo Portugal con Caſtilla, però tambien en Italia,
donde paſsó con una grueſſa armada, que el Rey D. Alfonſo embió al
Papa Sixto quarto, contra Turcos; entonces hizo una oracion en el
conſiſtorio capaz de igualarſe con las de Tulio, i Demoſthenes; mas
todos eſtos progreſſos deſdorò el fin, que vino a tener, i le acaeciò,
eſtando en el Caſtillo de Palmela, cõ vehemẽtes ſoſpechas de veneno,
por una cõſpiracion, de que fue arguido contra el Rey D. Iuan el
ſegundo.
 
(72) Deſta deſgracia participò D. Fernando ſu hermano tercero (que
llamaron Narizes) porque las perdiô en un recuentro de Africa: i ni
eſte ſervicio, ni otros infinitos, que hizo a la corona Portugueſa,
fueron parte para evitar la muerte, que le diò el miſmo Rey D. Iuan por
la miſma culpa, que al hermano Obiſpo. Dexo muchos deſcendientes, que
oy duran noblemente.
 
(73) D. Iuan de Meneſes hijo quarto del Conde de Viana fue, aunque
el ultimo de ſus hermanos, el primero en las virtudes, tomãdo eſta
herencia del padre, i la fortuna de los tiempos, en que los Principes
premiavan merecimientos, conociendo, que los benemeritos eran
acreedores de ſu grandeza. Alcançò a quatro, como fueron los Reyes Don
Alfonſo, de que avemos hablado, D. Iuan el ſegundo, D. Manuel, i D.
Iuan el tercero, en cuyo reinado muriò: ſiendo ordinario aborrecer, ó
mudar el Principe, lo que ſu anteceſſor dexa aprovado; con todo las
partes de D. Iuan de Meneſes eran tantas, que obligò a todos a ſervirſe
de ſu talento, i valor en los maiores pueſtos, i oficios deſta Corona,
en la paz, i en la guerra. En la de Africa fue general de Tanjar, i
Arzila: i en Portugal, de las armadas del mar Occeano, i en la que
el Rey Don Manuel mandô a Italia en ſocorro del Veneſiano; bolviendo
deſta empreſa le hizo ſu maiordomo maior, aviendolo ſido antes del Rey
D. Iuan el ſegundo Ayo, i governador del Principe D. Alfonſo ſu hijo:
deſpues le dieron el Priorato del Crato del habito de S. Iuan, i el
titulo de Conde de Tarouca, i el de Alferez maior con otras muchas
rentas del eſtado.
 
(74) Sin eſtos hijos tuvo D. Duarte otro baſtardo, que llamaron D.
Pedro, avido en ſu mocedad, el qual encubriô eſta falta con ſus
virtudes, no ſiendo deſigual en ellas a los legitimos.
 
(75) Al Conde Prior ſucediò D. Duarte de Meneſes ſu hijo maior; i en
el oficio de Alferes maior D. Luis de Meneſes, que era el tercero,
en cuya poſteridad ſe conſerva. A D. Duarte de Meneſes diò el Rey D.
Manuel el generalato de Tanjar en propriedad para el, i ſus herederos:
i deſpues yendo por Virrey a la India, durò en aquel govierno algunos
años, añadiẽdoſele (como notó Iuan de Barros) por ſu gran calidad, i
lugar, ſalario al ordinario, que llevaron los otros governadores, que
le precedieron. Llamòſe ſu hijo maior D. Iuan, i fue general de Tanjar,
i embaxador de Roma del Rey D. Iuan el tercero.
 
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