2016년 4월 1일 금요일

Opiniones 14

Opiniones 14



Sospechosos...» _La Patrie_: «El Ministerio de vergüenza y de
traición... El ejército francés sobre todo... Así pues... Ved aquí...
Ved... Desde la guerra... La lección del pasado... Parlamentarismo...
Incoherencia... Fe... Ley... Odiosos sectarios... Sin patria... Nuestros
adversarios... Los peores bandidos... La libertad... Las libertades
violadas... Este pueblo... Un gran pueblo... Las conciencias
francesas... Deber patriótico... Derechos imprescriptibles... Esperanzas
invencibles...»
 
Por sus palabras los conoceréis.
 
Las naciones, decía Littré, tienen, en bien o en mal, el periodismo que
merecen.
 
 
II
 
Las revistas.
 
Hay en el mundo intelectual ciertas mentiras convencionales, una de
ellas ésta: la _Rue de Deux Mondes_ es un cuadernote ilegible; no se
puede tener en la mano sin que el sueño no llegue a rendir al lector; es
una revista vieja para viejos; cuartel de inválidos, refugio de
veteranos. Nada de esto es cierto sino en parte muy relativa. La noble
revista ha contado siempre entre sus colaboradores autores jóvenes y
brillantes: es una publicación no extraña a la amenidad y
suficientemente valiente para dar acogida a obras a veces arriesgadas,
desde las de la Sand hasta las de D’Annunzio; es abierta a las
corrientes de ideas extranjeras, y en sus páginas han tenido lugar en
toda época trabajos de escritores de todas partes del mundo. Siempre ha
habido en su redacción una pluma hábil cosmopolita: antes era M. de
Mazade, hoy es M. de Wizewa. En ella fueron juzgados, a su tiempo, los
libros de Sarmiento, entre otros americanos.
 
Lo que sí es cierto es que la _Revue de Deux Mondes_ es la academia de
la prensa. Los autores franceses que escriben en ella son candidatos
para un asiento bajo la Cúpula, cuando no figuran en el número de los
Cuarenta. Su opinión oficial, representada siempre por un crítico de
seso, no es ciertamente revolucionaria ni independiente. Para eso están
las revistas de otra índole. De Buloz a Brunetière, la dirección es la
misma. La revista que lleva como norma la seriedad y el buen sentido no
pretende, por otra parte, más que ser leída por el grupo que constituye
su especial clientela. Y en cuanto al color de sus ideas es invariable,
como el salmón de su cubierta.
 
* * * * *
 
En realidad, la revista más respetable, si el respeto se mide por la
edad, sería el _Mercure de France_, cabalmente la revista más
independiente, más atrevidamente intelectual, más sólidamente moderna.
Su fundación data de 1672. Goldoni, en sus citadas Memorias, dice: El
_Mercurio de Francia_, llamado antes el _Mercurio Galante_, ha variado
ahora el orden de su distribución. En vez de un volumen al mes, da una
parte cada sábado. Este trabajo es hecho por una sociedad de literatos:
comprende cuanto se refiere a las artes, las ciencias, la literatura,
los teatros, las noticias políticas, y ha siempre conservado el antiguo
uso de los enigmas y logogrifos, de los cuales da la explicación en el
volumen sucesivo. El vocablo _enigma_ debe entenderlo cualquiera, pero
el de _logogrifo_ puede muy bien ser desconocido de muchas personas:
yo, por ejemplo, no tenía de él noticia alguna en Italia. He aquí la
explicación que se encuentra en el diccionario de Trevoux: «Logogrifo:
especie de símbolo en palabras enigmáticas; consiste en cualquier
alusión equívoca, o mutilación de palabras, por el cual se varía el
sentido literal de la cosa significada: de manera que está entre el
equívoco, o el verdadero enigma o emblema.» Las palabras de Goldoni
toman hoy un picante valor, cuando se sabe que ha sido en su reciente
época el _Mercure de France_ el campo de aparición y el lugar de batalla
de los simbolistas de la literatura, de los enigmistas del arte. Los
ingenuos emblemas de antaño se cambiaron en prosas extraordinarias y
raras, en poesía misteriosa y cabalística, con el curso del tiempo. La
verdad: esa revista, en su período contemporáneo, ha sido la _Revue de
Deux Mondes_ de los intelectuales en el mundo entero, de Rusia a los
Estados Unidos, de París a Tokio, de Roma a Buenos Aires. Es ella la
causante principal del movimiento de ideas que en arte y filosofía
adquirió en estos últimos tiempos una expansión internacional y una
potencia cosmopolita. El decadentismo desapareció con señaladas
individualidades: el simbolismo dejó de ser una escuela para dejar en la
obra personal de sus principales sostenedores la verificación del
triunfo de una tendencia, de la victoria de una lucha mental que ha
influído en todas partes en las creaciones del espíritu y en el arte de
exteriorizar las ideas. Ya pasó el tiempo en que se hablaba de esta
publicación como una de las tantas tentativas de los «nuevos», de los
«jóvenes»; los nuevos de ayer son hoy casi viejos; los jóvenes,
reconocidos maestros. Desapareció Verlaine, desaparecieron Mallarmé y
Villiers de l’Isle Adam, dejando en la historia de las letras francesas
el resplandor de su luz indiscutible. Quedan los fuertes en su madurez:
Henry de Regnier, altísimo poeta; Remy de Gourmont, cuya obra compleja,
profunda, sabia, vigorosamente encantadora, dentro de poco tiempo, como
la de Nietzsche, quizá conmueva al mundo. Madame Rachilde, la
inteligencia más rara, a mi entender, que ha tenido una mujer sobre la
tierra; Jules de Gaultier, hábil manejador de ideas, filósofo
inesperado, cuyos recientes libros _De Kant a Nietzsche_ y _El
Bovarismo_ recomiendo a nuestros espíritus de meditación, a nuestras
inteligencias que no temen el vértigo de las altas especulaciones;
Barthélemy, que ha escrito una obra sobre Carlyle que es una obra
maestra, y una pléyade de estudiosos, de trabajadores, exploradores en
plena selva de ideas, o mineros de futuro. El _Mercure_ tiene la
particularidad de tener una redacción cosmopolita, y en cada número hay
una reseña del movimiento intelectual universal en secciones especiales.
Los «epílogos» de Gourmont y los juicios de Mme. Rachilde son verdaderos
atractivos para los sibaritas de las letras.
 
* * * * *
 
El _Correspondant_ es una revista admirablemente dirigida, de gran
mérito por la calidad de su colaboración y que sostiene las ideas del
elemento conservador y religioso. Es poco leída en el gran público,
pero muy leída en las clases altas, en que no soplan vientos de _fronde_
ni se agitan otros problemas que los del sostenimiento de los antiguos
ideales y regímenes.
 
La _Grande Revue_ fué fundada a raíz de la famosa cuestión Dreyfus, y su
director es el célebre abogado Labori. Según su programa, se señala esta
publicación por dos caracteres esenciales: «desde el punto de vista
intelectual, la independencia absoluta de toda escuela, pues conviene
acoger lo que hay de excelente o de verdaderamente original en todos los
géneros: desde el punto de vista material, la periodicidad mensual, pues
en presencia de las múltiples ocupaciones de la vida moderna y del
número creciente de obras de toda suerte que hay que recibir a veces,
solamente para recorrerlas, una publicación consistente en un grueso
volumen mensual, compuesto con cuidado para que todo interese, y por lo
tanto completo y menos costoso que las obras similares, no tiene sino
ventajas». A lo cual se puede observar que hay una buena cantidad de
revistas mensuales tan nutridas o más que esa revista y que su lectura
se resiente de pesadez y de sequedad.
 
La _Revue Bleu_ es hebdomadaria, como su _adlátere_ la _Revue
Scientifique_. Se distingue por la variedad y la actualidad de sus
temas, y asimismo por lo escogido de su cuerpo de colaboradores. Por lo
que toca a sus ideas, se adorna de un sabio eclecticismo que no le aleja
ninguna simpatía.
 
No se puede decir lo mismo de la _Revue Blanche_. Esta es una de las más
intelectuales y, sin disputa, la más combatiente, emprendedora y activa.
Es anárquica, demoledora y nutrida de ideas. Su colaboración es
cosmopolita, como la de _Mercure_, y puede asegurarse que jamás se ha
escrito en ella una sola página en que no haya audacia y talento. Lo
subido de su color--¡a pesar de su candidez apelativa!--le ha atraído
los odios de los reaccionarios, pero le ha dado también una inmensa boga
en el mundo pensante, tanto en Francia como en el extranjero. Ha hecho
campañas sonoras y memorables, como la de Montjuich, dirigida por
Tarrida del Mármol, y la del descubrimiento de las crueldades cometidas
en las prisiones militares francesas. Es uno de los órganos que más han
dado a conocer el actual pensamiento ruso; y toda idea nueva y osada
tiene en él un defensor y un propagandista, así en literatura, como en
ciencia, como en política. En ella nació a la vida de la celebridad el
combatiente Gohier.
 
La _Revue Universelle_ es una continuación perpetua del diccionario
Larousse. Es un término medio entre la ilustración y la revista. Mezcla
la colaboración de ideas con las actualidades y curiosidades, aumentando
su prestigio de divulgación con sus numerosos fotograbados.
 
La _Revue de Paris_ es aristocrática, de un mundano intelectualismo y
ofrece a sus lectores de cuando en cuando lo más celebrado de autores
extranjeros en boga. No se distingue por ninguna particularidad. Parece
que, sin embargo, tiene una, y no la menos interesante para los
escritores: es la que más caro paga la colaboración entre todas las
revistas publicadas en París.
 
_La Plume_ es de hermosa historia. Fué un tiempo, con el _Mercure_, el
palenque de los poetas y escritores nuevos. Ha pasado por mil
vicisitudes: en ella nacieron a la vida de la gloria muchos autores hoy
ilustres. Actualmente ha adquirido fuerzas y se presenta flamantemente
como una de las mejor escritas y más artísticamente presentadas. _La
Plume_ daba en sus primeros tiempos banquetes, en realidad modestos
ágapes, pero que tenían la especialidad de ser presididos por una
celebridad del arte, de la ciencia, de la literatura. Hoy ha acentuado
su carácter artístico: inicia exposiciones, publica muy interesantes
monografías sobre los mejores pintores o escritores, y aunque ha vuelto
a las antiguas comidas, éstas no tienen ni la resonancia ni la alegría
de las otras, según parece. La juventud, _hélas!_, ha pasado.
 
Como su nombre lo indica, la _Revue Hebdomadaire_ aparece cada semana.
Es de un formato reducido, un cuadernito siempre lleno de curiosos
artículos, poesías y novelas. Antes daba la preferencia a las novelas y
reproducía obras conocidas. Hoy todo lo que publica es inédito, y la
dirección procura mejorar cada día. Lástima es que se insista en el
tamaño reducido, que, indudablemente, no hace bien a la revista.
 
La _Revue Brittannique_ desapareció. Es una lástima, pues desde que
Pichot la fundara, no dejó de ser una publicación seria, informada
intelectualmente y bien organizada como empresa. Era también una de las
revistas que más se ocupaban de la actividad mental extranjera, siempre
tan poco conocida entre los escritores de este país.
 
Hay una enorme cantidad de revistas especiales, desde las sabias

댓글 없음: