2016년 4월 1일 금요일

Opiniones 19

Opiniones 19



¿Qué importan las genealogías? _Stemmata quid faciunt?_ Importan mucho,
sobre todo, en este caso. Pierre de Querlon dice: «Desciende de la
familia de los pintores, grabadores, tipógrafos, de los siglos XV y XVI,
a que perteneció aquel Gilles de Gourmont a quien se deben las primeras
impresiones hechas en París en caracteres griegos y hebreos.» Además,
por parte de madre, Malherbe es uno de sus antecesores. Pero yo sé de
uno más, que ninguno de sus biógrafos ha nombrado, y que explicaría
ciertas conquistas mentales y actitudes audaces de este perfecto
pensador y libre filósofo: Hernán Cortés. La combatividad ancestral se
ejerce en otros planos y elementos; pero, como el antepasado, como el
_ancêtre_, ante el problema de la vida, una vez llegado a una convicción
en el océano de las sofías, ha quemado sus naves.
 
El que hubiera sido en otras épocas benedictino sapiente y creyente, el
que ha creado tanta figura y castillo de ideal y de ensueño, tiende cada
vez más a la explicación de la existencia fuera de toda teología. Yo
admiro, pero no aplaudo; dado que, después de todo, no estoy por lo de
quedarse en una costa desconocida con la ceniza de los únicos bajeles.
Para mi uso particular tengo a bien conservar una pequeña nave, una
_navicella_, una _parva navis_, si no completamente católica, muy
cristiana. Eso sí; los remos son de marfil y las velas son de púrpura. Y
ella conduce a alguna parte.
 
En los orígenes filosóficos, este cerebro, que se creería primero
influído de un soplo platónico, se junta más, en su madurez, a la
observación y al criterio aristotélico, por su investigación sobre el
secreto humano, por su manera de encarar el enigma de nuestro ser.
Solamente que se basa en lo que Aristóteles no comprendía: la libre
acción del hombre en el universo.
 
He ahí lo que es este buscador de infinito y analizador de lo que cae
bajo la lente de su criterio: un sabio del siglo XX, que corresponde a
lo que era un amante de la sabiduría en la Grecia antigua, a un profesor
en Sorbona en la Edad Media: para resumir en una comparación las faces
de ese espíritu habría que buscar nombres que no son tampoco de nuestro
tiempo. He nombrado a Pascal: no estaría de más nombrar a Descartes. Un
Descartes que no se interesa demasiado en el pasaporte de la verdad y un
Pascal sin el abismo.
 
Su erudición está aparte de la de los simples eruditos de biblioteca y
academia. En la inmensa selva de la producción humana ha herborizado con
una atención pasmosa y un gusto supremo. Estudio de religiones y estudio
de lenguas; estudio de poéticas y estudio de dramáticas; estudio de
razas y de costumbres, fisiología, etnología, _folk-lor_. Estudia
después de lo que hay en los libros, en las palabras, en las doctrinas,
lo que hay en la naturaleza. Se baja a ver una hormiga después que ha
examinado una teoría. Escribe un capítulo de experimentación científica,
un escolio, una apostilla, una nota, luego un verso. Yo no sé de qué
rincón de su estancia, de qué cajón de su biblioteca, saca un caballo de
ébano y marfil, como el de Kamaralakmar del cuento árabe. Se monta y se
va al azul. Aparece el «conquistador» de la armonía lírica, mágica.
Porque habréis comprendido que ese caballo extraordinario es,
complicadamente, Pegaso. ¿No es verdad, Simona? Al menos si tú no lo
sabes, la nieve lo sabe, el molino lo sabe, los árboles y la tierra lo
saben. Su poesía es ardientemente concentrada, amorosamente serena. Su
bucólica es misteriosa, su paganismo es religioso; mas después de todo,
 
_Nunc in Aristippi furtim precepta relabor._
 
Más que el Gourmont de hoy--¿por qué no decirlo?--me place aquel
Gourmont de antaño--¡de ese antaño no tan lejano!--que convenía a mis
mirajes de juventud. Leyendo una página de la _Física de amor_, por
ejemplo, tengo nostalgia del ambiente de las _Letanías de la Rosa_, de
las _Prosas morosas_... Sin embargo, cada estación de la vida tiene sus
frutos, y de ese robusto árbol mental la savia siempre es la misma.
 
En alguna ocasión he de realizar un verdadero ensayo sobre la obra de M.
de Gourmont: _Sixtine_, novela de la vida cerebral; el _Latin mistique_,
que tanto alabara Huysmans, y que es labor de concienzudo sabio al par
que poeta; _Lilith_, poema dialogado de una extraordinaria concepción y
de una purísima forma; _Le Fantôme_, en que está entrevisto el enigma de
la mujer a través de un extraño ceremonial de ideas y de sensaciones, en
un rito a la vez carnal y cuasi religioso; _Théodat_, la pieza dramática
que dió tanto que decir cuando se representó, en el Théatre D’Art, en
los floridos días del simbolismo; el admirable ensayo sobre _Idéalisme_;
las joyas verbales de _Fleurs de jadis_; la secreta hermosura del
_Château singulier_, y de las _Proses moroses_; la _Historie tragique de
la princesse Phenisa_, los _Hieroglyfes_ y las _Histoires magiques_, que
en realidad lo son; _Phocas_, prodigiosa resurrección; y luego su obra
de crítica, las decisivas y famosas _Masques_, que ilustró tan
originalmente Valloton; su profunda y sólida _Esthetique de la langue
française_, la _Culture des idées_, _Le probleme du style_, que destruye
los sueños de inmortalidad de los que juzgan que todo se hace por
recetas, y ese _Chemin de Velours_, de una filosofía tan nueva y de un
tan agudo interés. Y luego las novelas, como _Les Chevaux de Diomeds_,
en que el psicólogo seguro se une al celebrante de las glorias
sensuales, o _Le songe d’une femme_, castillos en el aire y placer
animal, ensueño y abrazo. Y después sus cuentos y tal o cual creación
perfecta, como ese shakespeareano _Vieux Roy_, que la América latina
conoce en castellano gracias a la versión de nuestro armonioso y soñador
Díaz Romero.
 
* * * * *
 
Y, por último, la obra poética, corta, pero de especial riqueza de
calidad, la cual, sí, no puede ser gustada sino por entendimientos
escogidos. Así, _Les saintes du Paradise_, las _Oraisons mauvaises_ y
tales cuales poemas perdidos en las revistas. Sin contar con la vasta
labor de las ediciones de ciertos autores antiguos que este bibliófilo
entre los bibliófilos ha sabido dirigir, con un arte y un gusto que
harán regocijarse en su eternidad el alma del abuelo Gillis. Y con los
incomparables _Epilogues_, reflexiones, consideraciones, concreciones
filosóficas, que, reunidos a la manera de algunos libros de Nietzsche,
forman un trabajo de alto valer, macizo y firme bajo su ligera
apariencia.
 
Su último libro, la _Fisique de l’Amour_, es un admirable estudio sobre
la función sexual en la naturaleza; hay un deleitable maridaje de
ciencia y de arte. El pensador y el artista son en este caso--como en el
de Maeterlink--uno mismo. Y los que logran absorber el sutil vapor de
ideas que se desprende de la obra de ese solitario, de ese aislado, de
ese maestro meditabundo, son recompensados con la íntima voluptuosidad
de comprender y admirar.
 
 
 
 
[Illustration] HENRI DE GROUX
 
 
Los diarios de París dieron la noticia. «El pintor de Groux ha
desaparecido.» Me llamó la atención que los diarios se ocupasen del
pintor de Groux, desaparecido o no... A poco se aumentó la noticia: «El
pintor de Groux, que había desaparecido, ha estado encerrado en una casa
de locos en Italia; de allí se ha fugado y no se sabe en dónde está.»
Luego: «El pintor de Groux ha parecido y está en Marsella. Es cierto que
se ha fugado de una casa de locos.» ¡Mi pobre amigo de Groux!
 
A éste es al único intelectual de por aquí que he podido llamar
verdaderamente «amigo» durante un tiempo, en este ambiente en donde cada
día me siento más extranjero... Me lo presentaron la admiración, el
arte, la pobreza. Le he tratado íntimamente, en compañía del poeta
Amado Nervo. Era allá en la época de la Exposición. Los tres nos
juntábamos en casa de un músico iluminado, teósofo y swedemborguiano,
que nos quería convertir... No duró mucho su tentativa, sino sospecho
que todos hubiéramos ido a parar a la casa de Italia que ha hospedado a
de Groux, a menos que no nos metiesen aquí cerca, en Charenton.
 
Mas ¿ha habido verdaderamente motivo para aprisionar como orate al
desventurado artista? No hay duda de que su aspecto, su indumentaria,
sus maneras, acusan cierta excentricidad...; ¡pero entonces habría que
encerrar al ochenta por ciento de las gentes!... Además, para los que
siguen al pie de la letra las teorías y los decires de los señores
Lombroso, Nordau y compañía, el autor del «Cristo de los ultrajes» no
es, ni puede ser, una persona normal y sana... Si se le trata, el
diagnóstico se confirma, y si se le oye juzgar a los hombres, y
especialmente a los artistas de su tiempo, se le declarará digno de la
ducha y de la camisa de fuerza. Su figura es igual, según León Bloy, a
la de Ernest Hello. Bloy también ha escrito en alguna parte que de Groux
lleva consigo el daño y la desgracia, que es _jetattore_..., y esto
después de ponerlo a la altura del sol y de la luna como artista...
«¡Buen servicio le debo!», me decía _en ricanant_ el pobre pintor.
Alguien me ha afirmado que éste tuvo una parte de su vida en auge y
ganancia; que entonces ayudó a todo el que lo solicitaba. Mas la perra
suerte, la mala sombra, como dicen en España, la _guigne_, como dicen
aquí, le ha perseguido toda su vida. A tal grado, que me explico
aseguren que se halla atacado del delirio de la persecución.
 
No se pueden recibir tantos palos de lo desconocido; no se puede ser la
cabeza de turco de lo invisible sin sentirse una natural inquietud, que
acaba por desencuadernar los sesos. Y luego, en la dolorosa esclavitud
de un artista selecto que, tiene que padecer horribles promiscuidades y
la tiranía del industrialismo, las injusticias de la crítica, que no
señala el éxito sino al que la paga; y en las durezas de la vida de
necesidad de quien no quiere prostituir su talento, en el aislamiento de
su orgullo, con los nervios vibrantes a cada paso, con la sangre
revuelta de rabia ante las imprudencias de la _réclame_, no encontrando
sino sonrisas de desdén en unos, conmiseración ineficaz en otros,
dificultades para trabajar, penas íntimas y la rebusca cotidiana de lo
preciso..., no sé quién, estoicamente, pudiera resistir. Pues aquí la
lucha es enormemente mayor que en ninguna parte, y las dificultades y
los inconvenientes para un artista, para un hombre de pensamiento se
multiplican más que para nadie. Así son de numerosos los naufragios. Así
es infinito el número de los desaparecidos en la tormenta de París. De
miles no queda ni el nombre ni el recuerdo. El arrivismo ha traído
después el más funesto de los males, el crack de la gloria y el imperio
de la gloriola. Es el momento para los prestidigitadores de la fama. Es
el momento para los amantes del instante, del éxito, del _succés_. Los
espíritus aislados, los que no entran en la corriente, son señalados. Y aun de esos, hay quienes aflojan.

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