2016년 1월 25일 월요일

Letras Obras Completas 11

Letras Obras Completas 11


Por mínimo que fuese, yo he sido, tal vez por momentos, el protagonista
del gran Pan», dice alguna vez.
 
Es la reducción del Universo al servicio del poeta, en cuya alma, por
divina virtud, se juntan todo el tiempo y todo el espacio. ¿A quién se
parece Saint-Pol-Roux? Primeramente, «a sí mismo», y luego, a la Poesía.
Mas no por ser tal flor de propio carácter dejará de tener tales
relaciones. Hay en la obra de Saint-Pol-Roux esencias que creéis
distinguir en el ramo singular. Esencia de Píndaro y esencia de
Ezequiel, esencia de Rabelais y esencia de Virgilio, esencia de Góngora
y esencia de Hugo, esencia de Gœthe y esencia de Mallarmé... Mas,
sobre todo, esencia del día y esencia de la noche, esencia del cielo y
esencia de la tierra, esencia de la Vida y esencia de la Muerte. ¡La
Muerte! Desde Orcagna, desde la danza Macabra, nadie ha podido como él
traer por el poder del Arte ante nuestros ojos, personalizada y vestida
de símbolos, a la siniestra Flaca, a la Dama de la Hoz. Una vez lograda
esa caza de prodigio, volvió a los reinos vitales.
 
Y así continúa, coleccionando en el receptáculo de los libros la riqueza
que extrae de sus hondos senos propios. Y para andar entre las gentes
preciso le es el hablar el idioma de todos los días, vivir la diaria
vida. Sus pescadores, sus vecinos sencillos, le aman. Cuando pasa por
las calles del pueblo todo el mundo le señala con afecto.
 
Con las rocas habita, en una altura, en frente del mar. Abajo tiene
arena blanda; sedas de espuma. Y en el invierno, el viento hace temblar
el manoir. Se levanta matinal. Trabaja fumando su pipa. La luz de su
lámpara sirve de faro a las barcas de pesca que vuelven por la
madrugada.
 
 
 
 
EL PUEBLO DEL POLO
 
 
El progreso moderno es enemigo del ensueño y del misterio, en cuanto a
que se ha circunscrito a la idea de utilidad. Mas, no habiéndose todavía
dado un solo paso en lo que se refiere al origen de la vida y a nuestra
desaparición en la inevitable muerte, el ensueño y el misterio
permanecen con su eterna atracción. Lo desconocido en la naturaleza
surge de repente en formas tales, que llegan a realizar lo imaginado. El
radium es un milagro. Todavía no se sabe lo que es la electricidad. A
este propósito, en un libro reciente, dice M. Lucien Poincaré: «Los
espíritus, aun los más cultivados, tienen una tendencia tan natural como
engañadora a creer que han comprendido la causa de un fenómeno cuando se
ha dado una explicación que junta ese fenómeno a otro anteriormente
conocido, y al cual se está acostumbrado desde hace tiempo. Reflexiónese
un poco y se advertirá que el embarazo en que se encuentra el sabio
sería igualmente grande si fuera preciso dar una explicación completa de
no importa qué otro fenómeno físico, aun tomado entre los más
familiares. Si ante una de las aplicaciones más sencillas y más vulgares
de la corriente eléctrica, en frente, supongamos, de una modesta
campanilla eléctrica, el físico se encuentra un tanto molesto cuando se
le pregunta cómo la energía de la pila se transporta a lo largo de un
hilo, y a qué modificaciones en el hierro corresponde la imantación del
electroimán, estaría en el derecho de hacer notar que sabría, además,
satisfacer plenamente la curiosidad de quien quisiera darse una cuenta
enteramente exacta de las razones profundas por las cuales la vieja y
respetable campanilla antaño usada hace oir un sonido cuando se tira del
cordón.» Así en todo. La ciencia de hoy corrige a la de ayer; mas poco a
poco y de tiempo en tiempo se descubre o se entrevé un nuevo enigma del
universo, que hace más profundo y formidable el enigma total. Muchos
creen que la astronomía y la química son las sucesoras de la astrología
y de la alquimia. ¡De ninguna manera! protesta un estudioso como M.
Jacques Brieu. Preguntad a Paúl Flamblart, Selva, Fomalhaut, Barlet y
algunos otros, de los cuales tres o cuatro, por lo menos, son antiguos
alumnos de la Politécnica, si se debe confundir la astrología con la
astronomía. Esta difiere de aquélla tanto como la anatomía de la
fisiología y de la psicología. En cuanto a la química, _comienza apenas
ahora a entrar en los dominios de la alquimia_.--Dijérase que el
ejercicio de la inteligencia nunca como hoy ha contado con más
investigadores de absoluto. En otras épocas, la concentración de la
labor mental, en solitarios gabinetes y en silenciosas celdas de
conventos, se tendía por el esfuerzo teológico a la rebusca y
comprensión de Dios. Hoy la unida labor intelectual se dirige a la
exploración de la materia y de la fuerza, de lo arcano inmediato, de lo
que nos rodea; y está en nosotros mismos.
 
Pero, tanto en lo lejano de los astros apenas vislumbrados con el aún
impotente telescopio, como en lo recóndito de la vida atómica, hay un
infinito ignorado. La geografía ha avanzado mucho. Mas ¿está todo el
globo ya en nuestros nutridos inventarios? Hay todavía rincones
inviolados. Y está el Polo, guardado aún por la enorme y blanca esfinge
que surge en una de las más maravillosas creaciones o supervisiones de
Poe.
 
* * * * *
 
Tales temas tientan hoy a más de un escritor de imaginación. Wells, el
inglés, ha sido el conquistador de la celebridad inmediata por sus
novelas extraordinarias. Hay antecesores ilustres, y con razón se ha
citado a este respecto los nombres de Poe, de Villiers de l’Isle Adam,
y aun el del venerable y pueril Julio Verne.
 
Otros pueden agregarse, en cierto sentido, como Lytton Bullver o Rider
Hagard. En Francia, y tratándose únicamente de la sorpresa intelectual
producida por la obra de Wells, no habían aparecido aún seguidores del
autor británico. M. Charles Derennes, cuya reciente obra _El pueblo del
Polo_ acabo de leer, me parece que inicia la serie de los imitadores, y
a pesar de lo que en su contra tiene toda imitación, el libro de que
trato logra el propósito, y podría pasar por «du Wells», si no
apareciese en medio de los más interesantes momentos de la acción el
inevitable «esprit», que echa a perder la intensidad de lo que nos
conmueve y hace pensar.
 
La fabulación es sencilla; y el procedimiento conocido: prólogo
explicativo, manuscrito encontrado. El autor cuenta que en Septiembre
del año de 1906 se encontraba en Saint-Margarit Bay, pueblo del condado
Real, en la costa del Paso de Calais, a seis millas de Dover. Allí se
junta con un su amigo, Luis Valentón, profesor del Colegio de Francia,
miembro del Instituto, que ha hecho grandes exploraciones en Siberia, y
que ha descubierto muchas cosas; entre ellas un esqueleto de animal
desconocido que habría regocijado al sabio Ameghino y que él califica de
antroposauro. Este animal, explica Valentón, es contemporáneo de los
primeros hombres, y la inteligencia humana y la inteligencia...
antroposauria han debido, en una época, existir juntamente...
 
Hay una comparación que me parece explicar bien la manera con que las
especies evolucionan, se transforman y salen las unas de las otras.
Imaginada familia que posee una casa en un país fértil. Los campos la
nutren, nutren a los primeros hijos y aun, quizás, a los hijos de esos
hijos; pero la raza se multiplica, el terreno no basta ya, y pronto
tienen las nuevas generaciones que ir a buscar fortuna a otra parte.
Esos hombres llegan a ser lo que la naturaleza de su patria de adopción
quiere que sean; si el país es, por ejemplo, cubierto de bosques y
poblado de animales, serán cazadores y no agricultores como sus hermanos
y primos que han quedado en la tierra original de la raza.
 
Así, abandonando los pantanos primitivos donde vivían los monstruosos
saurios de las viejas edades, ciertas especies han, poco a poco, ganado
la tierra firme, se han cubierto de pelo, y de ellas han salido las
razas mamíferas. Pero las especies fraternas que habían permanecido en
los pantanos no dejaron de transformarse menos en el sentido del
progreso, y entonces, ¿qué de extraño hay en que una o varias de ellas
hayan llegado, como la especie humana, hasta la posesión de un cerebro
dotado de razón y de inteligencia, punto culminante del progreso que nos
es permitido concebir para un ser viviente?
 
En resumen; queda casi afirmada la existencia del antroposaurio, rival
único del primate triunfante, del rey de la creación. Mas ¿dónde existe
el antroposaurio? «_Quelque part il y a quelque chose_», dice el miembro
del Instituto. Y entrega al autor un manuscrito, encontrado cerca de los
hielos polares entre una lata de gasolina--, como el de un cuento de Poe
fué encontrado en una botella.
 
* * * * *
 
En el manuscrito cuenta un tal Vénasque las más raras aventuras. Después
de una introducción sobre los antecedentes familiares y su modo de ver y
de pensar, presenta a un su amigo llamado Ceintra, ingeniero, preocupado
del problema de la navegación aérea. Ambos se proponen construir un
dirigible con el cual pueden ir nada menos que a descubrir el Polo--,
anticipándose así a los proyectos de la expedición Wellmann, de que
tanto se ha hablado últimamente. Se ensayó un primer globo cerca de
París. Para el segundo se pensó en un lugar cercano a las regiones
árticas, «a fin de que las condiciones climatéricas durante las
experiencias y durante el viaje fuesen las mismas». Escogieron Kabarowa,
aldea samoyeda, al Sur del estrecho de Yugor, a la entrada del mar de
Mara, último lugar habitado que vió Nansen antes de internarse entre las
nieves polares.
 
Para abreviar detalles: el dirigible dió buen resultado y ambos amigos
se embarcaron con rumbo a lo desconocido. Después de pasada una vasta
región glacial, se encuentran conque la temperatura desciende. Y,
primera sorpresa extraordinaria, entran en la verdadera parte polar de
la tierra, en donde el día, según lo advierten, es de color violeta.
Descubren aspectos extraños, vegetaciones distintas a las conocidas. El
paisaje no tenía verdaderamente nada de terrestre. Y fué mucho peor
cuando, de pronto, el manto de bruma que cubría el horizonte se desgarró
y el sol del Polo apareció en el extremo de la llanura, inmenso y
semejante a un escudo de metal empañado; el poder del dueño de la Tierra
parecía aquí aniquilado por el de la singular fuerza luminosa que había
invadido el cielo; ningún rayo emanaba de él, y se veía en la claridad
violeta como una luciérnaga bajo el brillo de una lámpara de arco. A esa
luz misteriosa perciben el vuelo de no conocidos pájaros. La influencia
de un gran peso de ondas eléctricas se reconoce en el ambiente. Quieren
huir, pero no pueden mover el globo, a pesar de funcionar bien el motor;
y la barquilla, que tiene gran parte acerada, es atraída por un enorme
imán, como el del cuento de Simbad. Por de pronto, los viajeros viven de
sus provisiones, y tienen de ellas copioso depósito. Se convencen, con
todo, de que son prisioneros de seres inteligentes que les rodean sin
dejarse vencer por ellos.
 
En la tierra encuentran huellas de un animal ignorado. La arcilla suave
y flexible había netamente guardado la huella del paso de un animal...
Un paso aquí, otro allá... tiene el aspecto de una huella de bípedo, o,

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