2017년 3월 28일 화요일

realidad 29

realidad 29


VILLALONGA, _dando una palmada en la mesa_.
 
Acuérdense todos los presentes de lo que digo. Si vivimos, á ese
monigote le hemos de ver con más dinero que nosotros.
 
OROZCO.
 
Pues tiene, tiene, sí, señor, la fibra económica.
 
AUGUSTA.
 
¡Cuando digo que es preciso darle la mano!
 
INFANTE.
 
Aunque no quieran ustedes, tendrán que protegerle, porque es de los
que se meten por el ojo de una aguja, y sabiendo que aquí hay buenos
corazones, no tardará en llamar á esta puerta. Por si no cuaja lo de
oficial quinto, quiere entrar de tenedor de libros en una casa de
banca. De ello me habló también, rogándome..., ya ven ustedes como no
pierde ripio..., que intercediera con el Sr. de Orozco para que éste
le recomendara á Trujillo y Ruiz Ochoa, en cuyo escritorio hay, según
parece, una vacante de tenedor.
 
OROZCO.
 
Sí que la hay; pero no seré yo quien le recomiende...
 
AUGUSTA, _con gracejo_.
 
Tomás de mi vida, no te me hagas el feroz tirano.
 
OROZCO.
 
¡Pero hija de mi alma, si ya he recomendado á tres..., á tres!
 
INFANTE.
 
Yo, no sólo prometí hablar con interés al amigo Orozco, sino que
invité á Santana á que viniera á verle...
 
OROZCO.
 
Ángel de Dios, ¿le parece á usted que no tengo ya bastantes jaquecas?
 
INFANTE.
 
Es que yo quiero que conozca usted á este rey de las hormigas.
 
OROZCO.
 
¿Para qué, si no puedo hacer nada por él? Dígale usted que no se
moleste.
 
INFANTE.
 
Ya será tarde; porque, ó mucho me engaño ó ese es de los que obran
rápidamente y detestan el _mañana_. Hoy le tendrá usted aquí.
 
OROZCO, _benévolamente_.
 
Mi casa es un hospicio, y no puedo verme libre de postulantes, que
me marean pidiéndome lo que darles no puedo: éste una credencial,
el otro una fianza, aquél dinero para salir de un apuro, el de más
allá ropas usadas; y no falta quien me pida billetes de teatro, ó una
recomendación para obtener la cruz de Beneficencia. La suerte mía es
que cantando se vienen y cantando se van.
 
MALIBRÁN.
 
Amigo mío, aunque usted se empeñe en desacreditarse, no lo conseguirá.
 
AUGUSTA, _á su marido_.
 
Hijo, en este caso has de desmentir tu fiereza, tu crueldad y tu
tacañería, recibiendo bien al pobre Santana y procurándole el
destino en casa de Trujillo. Lo necesita para casarse. De ti depende
la ventura de esa familia en ciernes. ¡Casarse así, con todas las
ilusiones del amor, y con esas ansias de trabajar, previendo los
hijitos que habrá de mantener! Estos son los seres verdaderamente
providenciales, los que aumentan la raza humana, los que hacen
poderosas y ricas á las naciones. Verán ustedes cómo Clotilde se
carga de familia en pocos años, y cómo ese marido modelo gana para
mantener el pico á toda la prole.
 
INFANTE.
 
¡Vaya que tiene un gancho ese joven! Me decía: «Si no consigo
la plaza de tenedor de libros ó la de oficial quinto, me pasaré
las mañanas vendiendo tomates ó pimientos en cualquier plazuela.
Trescientas sesenta y cinco mañanas dan mucho de sí.»
 
VILLALONGA, _con vehemencia_.
 
¿Ese..., ese?... Le hemos de ver firmando letras de cambio por miles
de miles.
 
AUGUSTA, _con entusiasmo_.
 
Amparémosle entre todos. Juremos ampararle. Es el hombre del
porvenir, y todos los presentes están en el deber de prestar apoyo al
que les da esta lección de arte de la vida.
 
VILLALONGA.
 
Acepto la lección, y admiro á ese tipo, por lo mismo que es el
reverso de mi medalla, mi revés moral.
 
OROZCO.
 
Ese es de los que no necesitan ayuda de nadie. Su propio instinto y
su acometividad social le abrirán camino.
 
MALIBRÁN.
 
Protejámosle, lo que quiere decir que le proteja Orozco en nombre de
todos. Usted le favorece, y él nos lo agradecerá á los demás.
 
_Sirven el café._
 
UN CRIADO.
 
Un joven está ahí, que pregunta por el señor.
 
TODOS.
 
Él, él es.
 
INFANTE.
 
¿Delgadito, mal color, ojos negros, el pelo al rape, gabán muy viejo?
 
CRIADO.
 
El mismo.
 
OROZCO, _un poco molesto_.
 
¡Que todos los moscones de Madrid han de caer sobre mí!
 
AUGUSTA, _al criado_.
 
Dile que pase al despacho. El señor le recibirá... (_A su marido._)
Ea, fastídiate, corazón de granito.
 
OROZCO, _fingiendo buen humor_.
 
Como recibirle, sí... ¡Pobre tonto! No es cosa de ponerle en la
calle. Pero se irá como ha venido. (_Por Infante._) Éste, este
métome-en-todo es quien me ha echado el mochuelo.
 
INFANTE.
 
Yo no. Recuerdo muy bien que le dije: «Vaya usted mañana»; pero
ese es de los que no padecen la enfermedad española del _mañana_;
profesa la teoría de que _mañana_ quiere decir _hoy_.
 
VILLALONGA.
 
¡Hoy! Dichoso el que sabe agarrarse al hoy antes que pase, porque ese
llegará primero que los demás.
 
MALIBRÁN.
 
Y encontrando los mejores sitios desocupados, se apoderará de ellos.
 
AUGUSTA.
 
No le dejes ir sin esperanzas. Hazlo por mí, por todos los presentes,
que tomamos al gran Santanita, al futuro millonario, bajo nuestra
alta protección.
 
OROZCO, _sonriendo_.
 
Esperanzas, sí; todas las que quiera, pero realidades no podrá sacar
de mí. Me sacudiré la mosca... No sé qué se figuran... Francamente,
es cosa de traer á casa una pareja de Orden Público. Yo aseguro á
ustedes que este impertinente no volverá más por aquí. (_Toma el café de un sorbo y sale._)

댓글 없음: